Restaurante: Dans le Noir?

Como experiencia sensorial única, es importante redescubrir el resto de nuestros sentidos. A nivel personal invalorable darse cuenta de que los invidentes siguen teniendo vivos y agudizados sus otros 4 sentidos, posiblemente a nivel sensitivo tienen una vida más plena. Después de la visita te das cuenta de que nos guiamos fundamentalmente por la vista (sentido que por cierto con los años se va perdiendo con el añadido de que a lo largo de nuestra vida no hemos potenciado el resto. Craso error). La comida bien alto, sabiendo que vamos a ser incapaces de usar los cubiertos sería de agradecer ingredientes fáciles de comer con los dedos. No les perdonaré no poder disfrutar de un postre con un olor irresistible ¿quien es capaz de comer un helado con los dedos?. La selección de vinos es mejorable. Un momento irrepetible debe estar regado con caldos de mayor calidad, no hagamos sufrir a los comensales con un vino joven con maceración carbónica. Mata el encanto. Los picasos del comedor increíbles. De cualquier forma un experimento enriquecedor. Curiosa experiencia. La gente con la oscuridad se suelta. Los sueltos nos cortamos.

Todo prometía mucho, el camarero invidente, encantador, las expectativas altas... Y entonces, al adentrarnos en la más absoluta oscuridad, donde, según la amable mujer francesa que te introducía en la experiencia, íbamos a potenciar los sentidos del olfato y el gusto... ¡sorpresa! En la mesa contigua, un grupo de 10 personas, celebrando una despedida de soltero como mínimo, un jaleo de taberna, ensordecedor, durante toda la cena y a pesar de increparles una y otra vez. Nosotros pensábamos, bueno, yo conozco una taberna en poble sec que está muy bien, habrá que recomendársela. Lo peor de todo, es, una vez finalizada la crispante cena, a pregunta de un simpático chico francés, encargado del local, de cómo había ido la experiencia, y a mi respuesta, "ensordecedora", le dije, lo peor, digo, es su reacción, airada y recriminatoria, casi casi echándonos la culpa de que la cena hubiera sido un auténtico desastre. Que lo fue, vaya si lo fue. Conclusión: no vayan, señores.

El servicio ha sido muy muy correcto. Hector ha estado muy servicial, simpático y entrando en complicidad con los 4 comensales. Y la experiencia ha sido muy positiva ya que desarrollas más los sentidos cuando te falta uno de ellos. ¡¡Un peto!!!!

¡¡Esto de ser invidente es muy difícil!!¡¡ Las horas se pasan muy rápido! Las comidas saben distinto! Incapaces de distinguir un vino tinto de uno blanco. He descubierto que la fruta a oscuras no me gusta sin embargo el chocolate me sigue encantando. ¡Una experiencia inolvidable desde luego!

Ha sido una experiencia novedosa y muy agradable, Héctor ha estado muy atento en todo momento y nos hemos sentido muy cómodos. ¡Esperamos volver pronto! ¡Un fuerte abrazo a todo el equipo!!