Restaurante: Al Andalus Expreso

Solo puedo decir que he viajado mucho por el mundo, por cuestiones de trabajo y placer, y pocos son los sitios donde se fusionan todos los placeres que uno busca cuando sale a comer: local, entorno, servicio y comida excelente, innovación y muy buen gusto, muy pero muy recomendable. Eso sí, un poco complicado el llegar, pero merece la pena.

Es uno de los restaurantes más estupendos que he visto; en contra de la otra opinión si que llega y pasa con creces la o de ese orient express que dice esa persona, que de paso, le diré que ni siquiera ha tenido que verlo en persona como yo y por tal motivo, puedo decir que este restaurante, su ambientación, su ubicación y solera son envidiables. El cómo llegar, es fácil; si se tiene GPS mejor, esa persona, debería hacer un curso sobre GPS y así seguro que llegaría. Como digo, es fácil llegar, su aparcamiento bien, unas vistas muy interesantes, pues se ve toda la vega granadina y de noche mejor aún. Animo a toda persona que guste de lo bueno, agradable, tranquilidad y sosiego para un almuerzo ó velada que de seguro nó olvidara pues el trato es muy bueno y las instalaciones también.

Bueno, bueno: menos lobos caperucitas que tampoco es para tanto. Yo llevaba una ilusión tremenda por invitar a mi chico y fui desde Madrid y vaya chasco. Para empezar es difícil de encontrar pues ni con el gps aparece esa carretera. Está fuera de las gabias, no como dice la indicación. Así que tuve que llamar tres veces para ver cómo llegar. El sitio... Sí de acuerdo, quien sea amante del orient express se le acerca a la "o" pero nada más. Y la comida.... En fin. Supongo que no acertamos con el plato porque pedimos "tabla de ahumados" y debían llevar toda la sal del mar junta. Era imposible. Luego pedimos -por dios no lo hagáis nunca- lomo de ternera y aquello era un amasijo de nervios y tocino y ah, sí, algo de carne. Por cierto no existe la guarnición si pone carne es eso; carne y nada más. Luego el pan, además de racionártelo es minúsculo y te da la sensación de que tienes más hambre. La chica es muy amable, tanto que le interesa por qué te has dejado algo en el plato. Lo mejor, las natillas mmmmmmmm

Mi consejo es que preguntéis qué lleva cada plato. Yo he estado en otros restaurantes de tres tenedores y nada que ver, incluso pidiendo algo desconocido.

No lo dudéis. Desde la atención, el ambiente, la comida, al lugar. Todo acompaña para hacer de éste lugar un recuerdo inolvidable. Si queréis quedar como auténticos reyes; éste es vuestro sitio.

Para parejas y gente tranquila, puesto que es un lugar reducido.
Es sorprendente y acogedor almorzar en un vagón, aunque según el dueño es más espectacular por la noche. La comida es de calidad, bien cocinada y presentada, si bien las guarniciones algo escasas, aunque por lo general es lo que se deja la gente, no? los postres a la altura de un restaurante de 3 tenedores, elaborados y de nombre interminable.
Muy buen servicio, puesto que uno de los camareros es el dueño, y dueño de esa ilusión que fue convertir los dos vagones en un restaurante, así que se le ve el cariño que le pone a sus clientes, orgulloso de su obra. Si tenéis ocasión, charlar con él, siempre que la cantidad de clientes se lo permita, os contará la historia de su sueño.
No llevéis niños, aunque para el verano abrirán una terraza de verano con carpa, donde si podrán corretear.