Restaurante: Altaïr

Estuvimos toda mi familia,(20-30 personas)y lo pasamos bastante bien, comimos muy bien, la carta no era muy amplia, pero si lo suficiente, el servicio espectacular, y las instalaciones de sobresaliente, los cuartos de baño, súper limpios y genialmente preparados, y los comedores, muy bonitos, y bastante correctos. Al final, la cuenta no era precisamente barata, pero el nivel de este restaurante, y el trato recibido lo compensaban. Nos gustó tanto que seguro que repetimos.

Sí que tiene vistas al puente, más que nada porque está más alto que el seto y los matojos sin cortar hace años que son todas las vistas que hay, aunque probablemente no es por culpa suya. El sitio está muy cuidado, aunque la decoración no es la mejor que haya visto, el servicio es bueno y están atentos aunque estábamos solos (dos personas) y no puedo saber cómo sirven con el local lleno (si es que llenan alguna vez que parece que no). Pero la comida no estaba a la altura de lo que se espera leyendo las críticas. Muchos aperitivos, tanto al comienzo como al final, y muy buenos que no presagian que la comida no sea tan buena. Pedimos como entrante un plato de jamón (ibérico de bellota según la carta) para probar el jamón extremeño... Y nos sacaron un plato de jamón serrano de cerdo blanco de oferta. No es que fuese malo, pero cuando pido jamón ibérico de bellota no espero que me pongan jamón serrano corriente de un cerdo que no había visto una bellota en su vida, sobretodo cuando me lo cobran como ibérico de bellota. No dijimos nada (mi mujer no me dejó liarla vamos), pero desde luego no pensamos volver y aquí queda el comentario. La comida no mala, aunque la carta es muy corta, pero adornar los platos no los hacen ser "alta cocina" como se dice del sitio. Conozco la alta cocina, y eso no lo es desde luego. Al salir la sensación (a parte de que nos timaron con el jamón) es que la comida no cumple las expectativas creadas por el lugar y el servicio. ¿¿1 estrella michelin??

Estoy escribiendo mi opinión estando en el postre. Si hay algo que pueda definir al restaurante es que es un sitio muy acogedor y en donde uno puede apostar sobre seguro que nunca se va a equivocar. Imposible salir descontento. Es una apuesta segura.

Estuvimos aquí en familia cerca de 20 veces y esperamos volver otras 20. Por la comida, por la simpatía, por las vistas... Uno de los mejores que conocemos (y son muchissimos...)

La impresion de armonia que transmite el local es la primera de las muchas satisfacciones que tendria almorzando en este restaurante. La carta sin ser de gran contenido esta bien estructurada, ofreciendo varias opciones validas a cualquier paladar. Todos los detalles están cuidados hasta limites insospechados. El menú ofertado estaba lleno de giros sorprendentes y deliciosos, empezando por una lengua guisada que estaba de pecado y acabando con unas golosinas caseras que te obsequian con el cafe. En definitiva,aunque pueda suponer un esfuerzo al bolsillo,yo le doy casi un diez ya que la perfección no esta al alcance de nadie.