opiniones sobre el Restaurante Bar - Restaurante Ducay

La cocina es devastadoramente mala. Parece mentira que un cocinero profesional no sepa ni hacer un simple revoltijo de ajos tiernos y que los camareros se atrevan a servirlo con todo el huevo crudo dando tumbos por el plato o cuando pides que te lo cuezan un poco más, te lo traigan recremado. A mi pareja le sirvieron de primero unas alcachofas que eran de bote y de segundo un entrecot que casi salía andando, de crudo que estaba, y al acabarse el plato (no sé como tuvo el estómago, porque daba mucho asco), quedó un charco de sangre que parecía que había pasado por ahí jack el destripador. Y eso habiendo vuelto la carne de la cocina tras pedir que la pasaran más. Se ve que hablábamos otro idioma o el cocinero ahorraba el gas. Por último, pastelería industrial nada alentadora. Y todo ello, después de esperar un buen rato por cada plato. Como hizo alguien más que ha escrito un comentario, el café nos lo tomamos en otro lado, ningunas ganas de quedarnos ni un segundo más! Para no volver nunca jamás, y para recomendar sólamente a tus enemigos. En serio. La peor experiencia de todas las vacaciones.

He visto los comentarios desde 2007, pues no han mejorado, sino todo lo contrario, en la vida me han dado (perdón vendido) un entrecot tan malo pues no se sabía si era carne o lo que era, por dentro no estaba hecho, pero no sangraba, y por fuera estaba como si estuviera "refrito" o como jamajoso, lo devolvimos y me pedí un rodaballo que estaba aun peor pues estaba como pasado y no hechaba gusto a nada (bueno si, a aceite usado como mil veces), al final pedimos un helado de postre porque no nos fiábamos de todo lo que pasara por la cocina, al final te esplicas porque a la hora que fuimos el único bar/restaruante de olite que no estaba lleno era este, luego se lleno, pero de incautos como nosotros. En resumen el peor restaurante en que he estado en mi vida, un cero en todo.

Yo he comido muchas veces allí y la verdad es que es de pena, un filete como si fueran una suela de un zapato un gorrín gomoso.... La atención lo mismo pésima, parecía que le debias algo al hombre que estaba en la barra, excepto una chica chiquitilla que era muy simpática que ya no he vuelto a ver y eso era lo único bueno que tenía, el resto daba asco.... He de decir también que os confundis con lo del vino es vino de ese pueblo y esta muy rico... Una cosa es dar vuestra opinión sobre el restaurante y no sobre el pueblo o sus vinos....

Suscribo la opinión totalmente. Al menos yo tuve el acierto (o la suerte) de no pedir vino... Yo fui con mi chica el último día de una estancia en el parador de Olite y me chafaron la comida y casi el fin de semana. La atención correcta, sin más. Cometí la imprudencia de comer a la carta y el resultado fue lamentable. A modo de ejemplo: cordero a la brasa consistente en media bandeja del mercadona con un montoncito de patatas congeladas. Una ensalada 'mezclum' (así llaman a las bolsas de mezcla del supermercado de 1 €) totalmente empapada de vinagre y un postre de chocolate absolutamente minimalista, congelado y malo. El taco de bacalao de mi chica... no sé si estaba bueno pero la pinta era regularcilla. No hace falta decir que ni tomé café ni dejé propina. Todo por 60 €, que se dice pronto, más caro que el menú del Parador para dos personas. Cualquier menú de restaurante carretera de 10 € es mejor. No vayáis ni de broma. Malo a más no poder, me siento engañado y estafado. Le pongo una estrella porque no se puede poner menos.

Pedí cordero, y de aquello que ya era su hermano mayor me sirvieron el ¡cuello!. Me quejé, que aquello era impresentable. no hubo respuesta. No había comido nada de aquello. No sé cómo pero pedí postre. No tuvieron el detalle ni de disculparse. A todo ello, era sábado de carnaval en Olite y sólo 3 mesas ocupadas. No vuelvo en la vida.

La buena apariencia y el buen trato del personal de este restaurante nos inspiró buena confianza, por lo que decidimos entrar a tomar un simple menú del día consistente en:
- Dos menestras de verduras que, a pesar de los minúsculos trozos de jamón que les
añadieron por encima, no conseguían ocultar su origen: la sección de congelados y precocinados de un supermercado barato cualquiera.
- De segundo, la ternera rellena de mi novia... digamos que era comestible, nada gustosa, pero un manjar comparado con mi elección. Los calamares en su tinta con que a mí me “deleitaron” estos señores tenían toda la pinta (y sobre todo el gusto) de haber sido adquiridos en la misma sección de supermercado del primer plato.
- De postre, natillas Flanín y helado (ninguno de ambos supusieron una agradable sorpresa respecto del resto del menú).

Todo ello por 18€ por persona. En total, 36 EUROS entre los dos (precio que no se reflejaba en el menú expuesto a la entrada del establecimiento). Lo único realmente reseñable son el buen pan y el vino (que caracterizan a Navarra) que, aunque servido en jarra por ser probablemente de barrica, se notaba de un carácter distinto al del menú con el que iba acompañado en una unión muy mal avenida.

Puede que eligiéramos mal el día o quizás el menú, porque no se me ocurre otra explicación para merecer la pésima comida con que nos “deleitaron” a mi novia y a mí en este restaurante. A lo mejor el resto de la carta era notablemente mejor (lo cual no resulta muy difícil en este caso), pero no tuve oportunidad de comprobarlo. Aunque desde luego, si la pitanza más básica de todas (esto es, el menú del día) “goza” de estas cualidades, no quiero imaginar cómo será el resto de los platos de la carta. Espero poder comprobarlo personalmente algún día y desmentir esta mala opinión (y sobre todo sabor de boca) que me dejó esta estancia.