Restaurante: Casa Granero

Hoy 10/11 nos acercamos a celebrar mi cumpleaños y siento tener que decir que no estuvo a la altura de lo esperado. Lo peor el servicio, pensamos que debido a la insuficiencia del mismo. Entre otras cosas se sirvieron platos fríos y en un par de ocasiones mis hijos se levantaron a conseguir cubiertos por falta de atención. Eso en cualquier otro sitio se tolera, pero no donde se paga precios elevados. La cocina es muy acertada en su elaboración pero la falta de atención nos dejó un sabor amargo. Una pena.

El restaurante super acogedor, con mucho detalle y qué decir de la comida... Divina!!. Concretando, divino todo. Volveré, por supuesto.

Lo mejor: comida riquísima, decoración, y servicio correcto lo peor: trato muy sobrio y seco (poco apropiado para atender a los clientes) y una de las chicas no hablaba en castellano, a pesar de ver que hablábamos en castellano y no la entendíamos.

Comentar que estube comiendo en casa granero el pasado 14 de febrero de 2009, con mi novia. Es un restaurante de aspecto muy rural, que impresiona la cantidad de premios de hostelería que cuelgan de sus paredes, y ubicado en un pueblo que está rodeado de vegetación típica de pinar.

La materia prima de sus guisos es de buena calidad, así como su sabor y presentación, aunque falla bastante el servicio, solo son 2 camareros y el jefe de sala, por lo que hay que esperar bastante a que te sirvan lo escogido de la carta.

Por el contrario es un sitio donde se come muy bien en cuanto a calidad-cantidad-precio. Tomamos un entrante para 2 de crujiente de gambas y ajos tiernos, era un entrante mediocre en cuanto a cantidad, presentación y precio, puesto que eran dos canutillos de gambas y ajos tiernos que nos costó 7 euros, tal vez algo excesivo para lo que era; después tomamos una pella de arroz señoret de rape y gambón para dos comensales, que perfectamente podían comer tres comensales, de 20 euros; la paella, ésta si que era un espectáculo de sabrosa, cantidad y precio, puesto que por 20 euros comimos 2 personas pudiendo comer 3; seguidamente probamos un postre para compartir de tarta de chocolate con chocolate caliente por encima que fue algo sublime, una textura que se deshacia en el paladar y un sabor de chocolate auténtico, que costó 6 euros.

Con lo que salió la comida por 41 euros es decir 20 euros por cabeza, que actualmente en un bar ya te los cobran por un bocadillo, una caña y dos tapas.

Por lo que creo sin duda que es un sitio para ir de vez en cuando a deleitase con sus platos y a escaparse de las preocupaciones por un módico precio. Por cierto, vino no tomamos, debido a que la botella de menor importe eran 12 euros, a no ser que te pidas un vaso.