Restaurante: Da Vinci

Quedé con unos amigos para comer en la Da Vinci y después de estar como unos 20 minutos sentados nos tuvimos que levantar y pedir que alguien nos tomara nota. Y no es que el local estuviera a tope. La camarera se pone a una punta de la mesa (éramos diez) y no nos oía pero no se movía del sitio. Tampoco estaba pendiente de si todos habíamos pedido ya. Pedimos vino y cuando lo trajeron ni siquiera teníamos vasos/copas en la mesa. Después del entrante (una ensalada) los platos tardaron mucho en salir y no los sacaron a todos a la vez. Primero tres, luego cinco, y finalmente 2 (uno de los cuáles era un simple plato nde macarrones para un niño que se moría del hambre). Cuando nos sacaron los platos, a pesar de tardar tanto, todavía no habían retirado el plato del entrante, por lo que nos lo teníamos que retirar nosotros mismos cuando la camarera te traía el otro plato. Para algunos que pedimos pizza, pedimos una rueda de cortar pizza y nos dijeron que no tenían. A los que educadamente esperamos a que los diez platos estuvieran en la mesa se nos enfrió la comida, evidentemente. Sirven el agua en botella de plástico... No acompaña con el local ni con los precios. En fin, pequeños detalles que dejan mucho que desear. No creo que vuelva.