Restaurante: Doña Elvira

Si hubiera leído vuestras opiniones antes, no se nos hubiera ocurrido ir. Pero deben de haber cambiado, porque nosotros estuvimos en el puente de octubre, y tanto el trato como la comida estuvo genial. La terraza la tenían llena, lo cual nos convenció para almorzar. De primero para compartir nos pedimos un gazpacho, con su guarnición, y jamón, de primerísima calidad. De segundo pedimos a compartir una paella, muy sabrosa. Y por último, mi marido tomó una tartita de chocolate y yo terminé con café. Tanto el servicio como la comida, nos pareció inmejorable. El precio de la comida no nos pareció nada caro, y sin sorpresas pues todo figura en la carta de precios. Una experiencia que si recomiendo y repetiremos cuando volvamos a Sevilla

La peor experiencia gastronómica vivida en Sevilla. Copio la frase de imma (qué pena no haberla leído antes) para describir la comida que junto a mi mujer "degusté" el 18 de mayo de 2009 en el restaurante ¡je! Doña elvira. Para compartir los dos, pedimos:
gambas al ajillo. Lo que trajeron fue unos langostinos cocidos, pequeños, sumerjidos en un aceite nada apetitoso. Fritada de pescado. Se trataba de un plato de pescado compuesto por: una acedía; cuatro aros de lo que querían que se tomase por calamar, requetefritos y secos como si fueran cuatro porciones fósiles del cordón umbilical de adán; seis boquerones fritos, fritos, fritos pero no se sabe desde cuando; unas (otra media docena) de puntillitas que, al estar decapitadas todas ellas, se juntaban y confundían con los grumos de harina, que abundamban; y adobo, lo único frito en el día, puede que hasta en el momento, cuatro trocitos. Rabo de toro. En una cazuela de barro se sumergían casi seis trozos de algo que podía ser: cola de avestruz, cuello de gallina, o cualquier otra cosa con hueso en medio. Las salsa en que se bañaban, espesa y negra, es totalmente indescriptible. Botella de vino, un peleón de la zona, 18 €.

Pues por toda esta suculenta comida pagué la friolera de 87 €. Lo que siento es que casi un año después del comentario de imma aun sigue abierto ese establecimiento. Me alegró ver que por donde pasaba estaba lleno de turistas, pero estoy seguro que los que comieron donde yo no volverán jamás, a doña Elvira desde luego. Sevilla tiene un sabor especial, pero que no sea el que le da esas casas de comida rancia.

La peor experiencia vivida en Sevilla:
Menú para tomar el pelo a los turistas, calidad nefasta donde las haya y precio para quedarse helado.

Sorprendente también el servicio : los camareros son sordomudos, contestan con gruñidos y no conocen las palabras gracias y porfavor por mucho que las repetimos nosotros.

Ah! y haceros un favor : no pidais un café , nos clavaron 3 euros por cada uno.