opiniones sobre el Restaurante El Bodegón de Mallacán

No me gustó absolutamente nada, pagas demasiado para lo que se ofrece. Para empezar tienen menú, pero si no lo pides no dicen nada, me parece muy feo. El sitio tiene buenas vistas y esta bien ubicado, pero la decoración es pésima todo lleno de fotos y trofeos del dueño, incluso se permite poner diplomas de entrenamientos de conducción de su porche, además de cuadros de caza horterisimos, totalmente anticuado. Los aseos pequeños y viejos. El salón huele demasiado a comida y no estaba muy caldeado. Referente a la comida no está mala, pero es muy clásica y nada sorprendente y además a precios desorbitados. La especialidad, croquetas de boletus muy normalitas, la pierna al horno estaba muy buena, pero a 18€ como para estar mala. También pedimos la ensalada de Huesca y bastante miserable, te cobran 9 € y es solo lechuga adornada con lonchas de fuet barato y dos tiras de jamón serrano de ese envasado en lonchas!!! Si pones jamón por favor que sea bueno y con algo de estilo. Eso sí, las aceitunas estaban riquísimas y el café también.

Me encantó, sinceramente estaba todo de maravilla: comida elaborada guardando la tradición, servicio atento y amable, todo limpísimo, en fin, que si tengo ocasión, sin duda volveré a este restaurante

Estuvimos comiendo allí el pasado sábado día 25 de agosto, no había mucha gente y decidimos quedarnos en este restaurante ya que la carta tenía muy buena pinta... Pero qué gran fallo.... El menú diario cuesta 17€ más iva, y los platos deprimentes, una sopa montañesa que era tomate y aceite, más bien parecía zumo de tomate grasiento con trozos de pan, y croquetas de la casa, 4 en un plato enorme con una mínimontaña de ensalada en medio, esperamos como media hora a que nos trajeran el primer plato y luego 3/4 de hora más al segundo, parrillada de carne compuesta por 1 filete de pechuga de pollo, 1 chuleta de cordero, 1 chuleta de cerdo y 1 trozo de lomo, todo bañado de aceite (no sé qué tenía de parrillada) y con patatas hervidas a las que se les había caído el bote de sal encima, todo saladíismo! Fatal fatal fatal, los postres otra pena... Mientras que la pareja de al lado comía a la carta y al pedir el mismo postre que mi marido, menuda diferencia, nuestro helado con dos bolas pobres y listo, el suyo con 3 bolas de cada sabor, en copa y con galleta y barquillo de chocolate.... Perdón? Este restaurante es una tomadura de pelo, carísimo para el servicio y comida pésimo que ofrecen... No lo recomiendo a nadie, a no ser que decidan comer por 100€.

Los que dicen ser amantes de la buena mesa, no tienen ni idea de lo que dicen. Yo no soy una persona criticona normalmente y me gusta la buena mesa así como el buen vino. De eso no hay duda. Os diré una cosa, es increíble lo que me ha pasado este finde con el vino. La comida, bueno, era aceptable, muy normalilla en comparación con el restaurante el callizo que hay enfrente en la plaza, el cual recomiendo a todo el mundo. En fin que lo que nos pasó con el vino es increíble. Pedimos un marqués de cáceres: estaba fermentado. Devolvimos la botella y pedimos un enate, lo mismo, estaba también pasado. No es que yo entienda mucho de vinos la verdad pero sé reconocer si un vino está bueno y cuando está malo, no hay duda, no hay que ser un experto en vinos para darte cuenta. En fin... Que devolvimos también esa botella teniendo en cuenta que también lo probaron las camareras y asintieron diciendo que era cierto que no estaba bueno. Pedimos una tercera botella y nos sacaron un cune, que también me gusta. No me lo podía creer, también estaba mal este último vino. El dueño, sabelo todo, el único que podía opinar ya que según él es catador internacionall, decía que las bodegas seguramente tenían algún grado más por el calor que estaba haciendo pero que no por eso su vino estaba mal. Pues se equivoca porque yo os aseguro que no se podía beber. Quizá hayamos tenido mala suerte y las tres botellas que nos tocaron a nosotros estaban en mal estado, todo puede ser, pero si el dueño es tan entendido, como puede aceptar meter en una cubitera de hielo un vino tinto? Eso no se hace y sino pues nada, yo también le voy a pedir un kas para hacerme una sangría o que?. Por supuesto, al enfriarse, el sabor se confunde y parece un vino medianamente bueno. Pero a mi no me gusta un vino tinto frio, el vino tinto siempre se ha bebido del tiempo. Y os diré más, no nos quedaron ganas ni para el postre ni para el café y encima nos cobraron la última botella de vino lo cual estuvo muy mal ya que no nos la pudimos beber. Pues eso, si vas a ainsa, te recomiendo que te vayas directamente al restaurante el callizo y saldrás contento, porque del bodegón de mallacán puede que salgas escocido porque el dueño no es más que un fanfarrón con ademanes de buenas maneras.

Entramos a comer un domingo a las 15h, a las 15:55 nos sirvieron el primer plato.. Huevos con setas (decían que eran de la región pero eran en conserva), lo demás muy normalito.. El que parecía el dueño era educado, el servicio era patético con alguna excepción.. Eran tres camareros para poquitas mesas.. Salimos a las 17h.. La verdad que no entiendo ni las buenas criticas ni que pueda esta en la guia michelin..

Excelente trato del dueño, sabe mimar mucho a sus clientes y con los turistas esta superpendiente de cada detalle, la comida exquisita y los postres ni te cuento.... Cuando pagas es un poco caro por el vino, pero por el resto vale la pena.

En el incomparable marco de la plaza de Ainsa encontré un estupendo restaurante. Comimos a la carta, unos deliciosos entrantes, ensalada templada de ceps y foie y unos pimientos rellenos de pescado y marisco que estaban deliciosos. De segundo comimos la paletill. A de ternasco al horno con patatas a lo pobre, de la cual ya nos habían hablado, y muy bien por cierto, y una perdiz al estilo de la abuela. Para finalizar unos postres caseros, el biscuit a la crema de almendras y el zumo de naranja natural con helado de vainilla. El trato y la atención de todo el personal fue inmejorable, todos eran muy agradables y nos aconsejaron lugares preciosos para visitar. Por supuesto destacar la bodega de vinos, bebimos un enate merlot merlot. Un día muy agradable, ideal para viajeros que les guste la buena mesa.

Nada más se puede pedir; un marco incomparable como es el pirineo aragonés; un pueblo precioso como es Aínsa y una gastronomía aragonesa que me encantó. Nos encantó el ternasco y la carta de vinos es más que aceptable. En cuanto al trato comentar que muy agradable y atentos. En definitiva recomendable para todos los que por ahí pasen.

Es un restaurante correcto tanto en la comida como en los precios. Su gran aliciente es la terraza en la plaza de Ainsa. No destaca ni por arriba ni por abajo.

En mis recientes vacaciones estuve una semana en Aínsa, la última noche decidimos cenar en este restaurante y menuda decepción. Para empezar podíamos elegir un menú de 18€ sin iva, ni postres, ni bebida,… pero bueno, optamos por pedir varios entrantes ya que no teníamos mucha hambre; una ensalada gourmet de salmón…que no era más que cuatro hojas de lechuga envasada con un tomate cherry cortado a láminas y dos lonchas finísimás de salmón por el módico precio de 13€!! Unas croquetas caseras de foie con no sé que más porque la verdad que cuando ví el plato con 6 mini croquetas congeladas que no sabían a nada y recordar que valían 15€…pedimos algo más y estuvo todo por el estilo. Además por el precio de los entrantes supusimos que serían abundantes y la verdad es que eran muy escasos. La simpatía del servicio también dejó bastante que desear. Me sentí estafada puesto que al final pagué 54€ por una cena horrible, me fui con más hambre de la que tenía cuando llegué y además las mesas estaban llenas de mosquitos!!

Frecuento bastante este restaurante que es el único que está abierto todos los días del año, tienen una carta fantástica y un menú muy correcto a un precio bastante asequible, la carta de vinos tiene muchas referencias principalmente del somontano ya que se encuentra muy cerca de este lugar. El último día que he estado el nueve de julio sábado por la noche en los porches de la plaza mayor que son muy agradables iba acompañado con mi novia pedimos a la metre que es muy agradable una cazuela de cepes, gambas y foie, unos espárragos naturales a la parrilla, de segundo una paletilla de trenasco al horno y un solomillo de ternera a la pimienta y para terminar unos postres, biscuit de higos a la crema de almendras y un helado de moras naturales de la finca del marqués lógicamente "caseros" todo ello regado con un tinto gran vos de la bodega viñas del vero, café un coñac de larios 1866 y un puro cohiba porque en los porches se puede fumar. La amabilidad del personal, la comida y el lugar son inmejorables. Lo recomiendo a los buenos gourmets.

No nos ha gustado nada de nada, menudo timo, un menú por 18€ más IVA igual que cualquiera de 8... Nada especial, y encima malo. Yo he comido ensalada aragonesa, la lechuga mojada, un espárrago, cuarto de huevo duro y tomate.... (eso aún estaba bien.... ) de segundo cordero, más duro que una piedra. Y los postres los tenemos que pedir al inicio de la comida, y yo qué sé si voy a tener hambre... Total que un helado porque con este calor, eso sí sólo podía elegir de limón... Menudo timo....

Fue una noche romántica en un comedor con sillas medievales con un escudo muy bonito se me olvido preguntar a quien pertenecía, la cena unos entrantes compartidos y dos segundos platos con los correspondientes postres después, no se que destacar porque todo me encanto, tomamos un champan francés "moet de chandon" muy fresquito y un pacharán de la casa que nos ofrecieron muy amablemente la srta. Que nos atendió. Recomendamos a todos los viajeros que visiten este pueblo ainsa una visita al restaurante "Bodegón de Mallacán" situado en el centro de la plaza mayor. Valoración en todo "nueve" lo recomendamos.

Regento mucho el pirineo aragonés y cada vez que voy por el no dejo de visitar mi rincón favorito de gastronomía "el Bodegón de Mallacán" en la Plaza Mayor de la Villa de Ainsa. En verano la terraza y los porches orientados al norte con la sombrita fresca y agradable y el resto del tiempo en los salones interiores decorados tipo medieval muy cálidos. El personal de servicio es muy atento y simpático y no digamos su propietario se desvive por el cliente, la carta está muy cuidada en decoración, cantidad y calidad, la carta de vinos con muchas referencias de las mejores denominaciones de origen. No dejes de visitar este emblemático lugar te lo recomendó, y por si fuera poco el hotelito de 6 habitaciones "posada real" donde el descanso y el bienestar es único.