Restaurante: El Llagar de Begoña

Mala comida, escasa y muy cara.... Pagas 20 euros por cabeza por 4 tapas mal hechas y escasas, todo congelado...

Hace un par de meses fui de cena a este sitio con unos amigos, todo bien un trato más o menos correcto hasta la hora de ver la carta; sorpresa maxima a la hora de ver los precios, con toda nuestra fe pensábamos que las raciones serian generosas y que fuera hecho en la casa pero las croquetas claramente congeladas, el pastel de cabracho no tenia mucho sabor y lo demás que pedimos mejor no hablar. Lo único bueno fueron los 3 entrecotes que pedimos para compartir. Pero las sorpresas no acabaron ahí; el sumun de todo esto fue ver la cuenta el precio del pan que fueron unos 16 euro pagar 10 euros cada jarra de sangría de sidra y 11 por cada jarra de cerveza aguada pagamos unos 350 euros alrededor de 15 personas; en esta magnifica ciudad hay sitios donde se come muchisimo mejor y más barato o la relación calidad precio es insuperable. Es un sitio que no pienso volver a recomendar a nadie y el cual no quiero pisar otra vez. Además de estar solos en el comedor eso ya dice mucho del tipo de servicio que dan

Eramos un grupo de 12 tomando sidra en la terraza, como no nos pusieron nada para acompañarla pedimos 2 de aceitunas (5€), el camarero nos dice que vamos a tocar 2 por cabeza que pidamos unos calamares, que nos salen por veintialgo, al final más de 30€ las 2 raciones de calamares, tengo claro que no voy a volver

El local: ambiente ruidoso y molesto, nada parecido al sano ambiente de sidrería asturiana. Atención recibida: una media hora esperando por la cuenta tras pedirla varias veces. Una vez que has pagado, ni un "gracias", ni un "buenas noches" ni un esbozo de sonrisa. Los platos: fritos de pixín (rape) correosos, croquetas congeladas, pastel de cabracho insípido. La carta de vinos: correcta pero ni se te ocurra ahorrar pidiendo el vino de la casa. Cómo se siente uno después de ir: estafado en su propia casa. Nos cobraron 60 euros por cuatro tapas sencillas, un vino imbebible y un servicio pésimo. La impresión que me llevé es que se trata del típico sitio que vive de cazar turistas incautos. Algún día se matará a la gallina de los huevos de oro y luego vendrá el llanto y rugir de dientes. Recomiendo ser menos incauto que nosotros y evitar a toda costa sitios como éste. Nos lo agradecerán los hosteleros de verdad que no convierten su negocio en una estafa.