Restaurante: El Txakoli

Personal muy agradable y correcto, primer plato (escasa variedad - 3 ensadas +1 arroz) segundo plato ( correcto )

Ayer supe que desde Tenerife venían unos amigos a visitarnos después de mucho tiempo, hice una ruta para mostrales la ciudad y quería llevarles a comer chuletón, pero después de leer las opiniones negativas sobre este lugar decidí no traerles. Mi esposo que ya había estado aquí insistió, * la atención fue agradable * bebimos "bizkaiko txakoliña" * croquetas de bacalao * pimientos de padrón * 3 kilos de chuletón (en la mesa teníamos una plancha para calentarlos o ponerlo al gusto de cada uno), * y para terminar el goxua con naranja y chocolate * la verdad es que todo estuvo muy exquisito.

En m opinión me ha parecido que el menú tenia poca variedad y poca cantidad y encima pues no me ha parecido bien que haya tenido que llamar la atención porque me querían cobrar de más; encima no constaba mi reserva.

Celebramos la comunión de mi hijo, creo que no vuelva jamas a ese lugar, se confundieron en los platos, no echaron la misma cantidad de langostinos a todas las personas y la tarta de comunión era pésima. La dueña ni disculpas me pareció una persona estirada y maleducada. La comida no era de buena calidad y el menú que elegimos era de los más caros. Ya no es lo que era antes creo que con el tiempo se quedaran sin clientes. Pésimo para no volver. No lo recomiendo.

El pasado domingo pasamos por ahí y pedimos un txakoli, y acto seguido remarque, "bizkaiko txakoliña", el camarero que nos atendía no se percato de que su compañero entre sonrisas le decía, "a estas chicas ponles rico que saben lo que piden", y como no se entero nos dio de la botella que al parecer dan a todo el, mundo. Al servirnos no nos sonó la etiqueta de la botella por lo que le pedimos verla, y con bastante reticencia por su parte, conseguimos leer que nos estaba sirviendo un vino blanco común de la zona de Cantabria, de los de 0,60€ el pote, por un txakoli de 1,85€. Por supuesto nos fuimos y el encargado salio fuera para invitarnos y disculparse, pero ya era tarde. ¿que hubiese pasado si no fuésemos de Bilbao y además conociésemos bien el txakoli? ¿que imagen se llevarían de un producto tan nuestro y del que viven muchas familias? Este tipo de trampas no solo hace daño al bolsillo del timado, sino que daña la imagen de nuestra hostelería y de nuestros productos.