Restaurante: Habanita

Primero decir que no es cierto que no admitan mascotas. En una de las muchas veces que he ido, hemos llevado a nuestros perros y les han dado hasta agua sin pedirla. Sólo que obviamente es para sentarse en la terraza porque está prohibido por ley entrar mascotas en establecimientos alimentarios. El servicio un 10. Están en todo y en cuanto a alergias, cuidan el más mínimo detalle y siempre con una amabilidad exquisita y ofreciendo mil alternativas a lo que no puedas comer. La comida está mundial!!!!

Muy buena la ensalada de flores y queso de cabra, buenas la samosas y las albóndigas de plátano, y regulares las arepas y el variado.

La calle Golfo acaba en una minúscula placita donde puedes sentarte a comer o cenar si prefieres el exterior. La carta es muy amplia. Puedes comer a base de tapas o raciones. Yo recomendaría compartir para poder probar un poco de todo. La ensalada habanita es una de mis favoritas; además hay una gran variedad de platos (buenísimos) poco habituales en los locales tradicionales y postres exquisitos, principalmente tartas que preparan diariamente en el propio restaurante. Te atenderá la pareja dueña del restaurante (él en las mesas y ella dirije la cocina) además de atentos camareros/as. El inconveniente principal es que suele estar muy lleno habitualmente, por lo que es recomendable reservar antes. El tipo de gente que te encuentras normalmente suele ser joven, turistas, parejitas y algún que otro cincuentón como yo y los míos. Es un restaurante informal, acogedor, pequeñito y con un precio acorde con lo que comes, el servicio y como te quedas después de ir.