Restaurante: Il Porto 225

Es un restaurante en el que se come decente, incluso diría que hay platos de producto muy bueno. Aun y asi, la relación calidad precio es muy mala. Hemos pagado 65€/persona por una comida de 45 y encima nos han pedido que nos fueramos cuando estábamos a medio gin tonic de 8€ cada uno. Nos fuimos con muy mal sabor de boca.

Hacía años que no me sentía tan estafado! Comimos de primer plato queso con mermelada frito y berberechos gallegos, el queso estaba frito con un aceite horroroso pero se podía comer, en cuanto a los berberechos hacían literalmente peste, incomestibles. De segundo nos comimos parrillada de pescado a 38€ por persona: los mejillones y las navajas hacían peste, lo intentamos comer pero era imposible. El resto de los pescados era congelado de hacía años!! De verdad que es inaceptable la calidad-precio, nos costó 121€ por pareja, pero la calidad corresponde a un menú de 15€. Espero y deseo que no engañen a más gente. A lo mejor si quieres comer pizza es una restaurante aceptable pero para comer pescado mejor ir a un mc donalds. En cuanto al restaurante en sí es bonito y el personal es amable.

Conocemos el restaurante desde hace años y siempre aprovechábamos para cenar en él durante nuestras vacaciones de verano en más de una ocasión. Tampoco dudábamos en aconsejarlo a nuestras amistades y conocidos que visitaban la isla. Este año nos ha decepcionado enormemente y no pensamos regresar, no merece la pena dar otra oportunidad. Afortunadamente la oferta culinaria en la isla es amplia y existen numerosos restaurantes clásicos y de reciente apertura de un nivel excelente. El descenso de calidad en la cocina y servicio es considerable. La profesionalidad del servicio brilla por su ausencia, inclusive el propietario que nos entrego la factura de la cena sin haberla solicitado "empujándonos" a abandonar la mesa cuando ni siquiera habían servido los cafés y todavía estábamos terminando con los postres. Le importaban más los clientes que atendían (tan solo dos mesas), que los clientes que estaban ya servidos. La calidad de los productos y de la cocina ha disminuido considerablemente desde sus inicios, el año pasado ya lo percibimos y este lo confirmamos. La materia prima deja que desear y la elaboración de los platos no corresponde a la elaboración sugerida en la carta. Aunque luzcan placas de reconocimiento de su apuesta por la calidad no hay que confiarse en ellas. En numerosas ocasiones estas se obtiene más por relación que por verdadera calidad.