Restaurante: Kercus

Un completo desastre. He comido alguna vez en este restaurante, y ésta última vez ha sido espantoso., servicio pésimo a la hora de entrar(tardaron al menos diez minutos a que nos atendieran para ubicarnos en la mesa reservada), luego una vez sentados, más de media hora para tomar nota y servirnos la bebida,(a todo esto mis hijos y sobrina devoraron el pan, del hambre que tenían), comunicamos queja a la camarera, he hizo caso miso, diciendo que ese no era su problema(se que ella no tiene nada que ver, pero hay maneras de decir las cosas). Entre plato y plato tardaron al menos otra medida hora (se me quitó hasta el hambre). Y la comida realmente, he comido en bares de menú, que tenían mejor calidad y servicio que éste. No entiendo, que un restaurante con éste caché, este nombre y personalmente digo (yo les recomendé a mi familia de ir a este restaurante)tenga éste servicio pésimo, camareros descontrolados y comida que deja mucho que desear. (encima el precio por cubierto que supera los 40 euros)sobre el vino, recomendación ninguna (al final pedimos hasta casera) si lo se ,recomiendo a mi familia un burguer king,o el bar de carretera de albañiles de mi barrio. Un completo desastre. Ahh, bueno, la entrada al restaurante desde el parking, no había visto tanto barro desde mi coche hasta la entrada al restaurante (a mis hijos por supuesto en brazos)..... Increíble.

El restaurante es precioso, el servicio encantador y la calidad muy buena, pasamos un día precioso junto a la familia. Gracias por todo.

Restaurante altamente recomendable para ir tanto en pareja (hay reservados), con amigos (reservados más amplios) y para grandes eventos. Nosotros fuimos los primeros de mis amigos que celebramos allí la comunión de nuestro hijo, y después hemos repetido con los niños de los demás.

El restaurante lo conozco desde su inauguración, es uno de los mejores sitios donde he comido, relación calidad-precio es más que aceptable, lo mejor son los reservados donde te encuentras estupendamente y en invierno con sus estufas de leña que crean un ambiente muy casero y no dan ganas de marcharte. La carta es extensa, siempre tienen otras cosas aparte, igual de buenas, lo que más me gusta es la cebolla con el rulo de cabra, las croquetas estupendas, y mi marido dice que el solomillo es donde más le gusta comerlo porque lo preparan genial (carlos es muy especial y gran conocedor). De postre siempre tomo lo mismo:la pirámide de chocolate belga, buenísima. Los camareros muy atentos y los dueños manolo y gema siempre están pendientes de todo para que no falte de nada. Espero que mi opinión les sirva para que conozcan el sitio y les guste como a mi.