Restaurante: La Cañada de los Cardos

Hola! Ayer estuvimos en este restaurante y no se corresponde con lo que era hace pocos años, la cantante que solía estar no estaba, la atención de los camareros dejaba que desear, pedimos una botella de vino y nos pusieron otra sin decirnos que nos iban a poner otra, nos cobraron más porque por lo visto valía mas, nos podrían haber dicho que nos ponían otra y poder haber elegido lo que hacer, creo que esto es poca profesionalidad, se llama así, creo entender. Fuimos unos 20 o 25 comensales especificando que íbamos a llevar tarta por el cumple de uno de nos. Y cuál fue nuestra sorpresa que cuando nos trajeron la tarta nos dijeron que ya no tenían platos, si habéis estado en este restaurante habréis comprobado que tiene un salón bastante grande con capacidad para cientos de personas. Con lo que si había en total nuestra Mesa y dos mesas más con 2 personas. Cada una, no me cuadra, creo que lo mismo solo tenían tres mesas por cosas como esta, es una lástima la verdad, dejar que un negocio se deje de esta forma, otra cosa también es la peste a fritanga que había en el local y menos mal que éramos tres familias como yo digo que si hubiera estado nada más que de ocupación al 50% el restaurante, no hay quién esté allí más de media hora, yo desde luego no pienso ir mas, no deberíamos dejar que nos traten así, ni en los peores restaurantes te dicen que no tienen platos porque como la tarta la traíamos nosotros... Pero nosotros dicho sea de paso pedimos todos postres con lo que no dan la talla.

Excelente ambientación y decoración del local, amplio, buena comida bien presentada y mucha profesionalidad de los camareros. Un buen lugar para disfrutar con la familia o amigos, lastima que no sea posible tener una conversación a un volumen normal. Dos televisores sonando a ambos lados de la sala más un par altavoces que ambienta y acompañan a una cantante excesivamente altos, impiden poder oír a la interprete y no digamos oír al comensal que tienes frente a ti. Una lastima, al final la contaminación acústica consigue menguar el resto del valor positivo del local. Tampoco la respuesta de los camareros es atenta a este respecto, pues habiéndoles rogado si podían bajar el volumen, la respuesta fue la callada (no hubo respuesta, ni bajada de volumen. ) lugar para no volver.