Restaurante: La Posada de Somio

Me habían hablado de la estupenda carne que tenían en este sitio, elogiándola tanto que no me resistí a ir a probarla. El camarero, super atento, nos explicó que la traían de un restaurante en Jiménez de Jamuz (la bañeza) llamado el capricho, según prensa internacional estaba considerada como la mejor carne del mundo. Solo puedo decir que fue la mejor chuleta que he comido en mi vida, el punto genial (me encanta muy poco echa) nos explicaron las características del animal, los días de maduración y un montón de detalles sobre los animales de trabajo. Para empezar tomamos una cecina de buey, también del mismo sitio, estaba buenísima, tomamos una botella de rioja reserva que tenían de promoción; compartimos una tarta deliciosa, nos invitaron a unos chupitos, y por unos 90€ pasamos una velada genial en un sitio con mucho encanto

Fuimos a cenar el día 25 de febrero de 2012 pedimos de entrada parrillada de verduras (14 euros), la cual constaba de dos finas tiras de calabacin, otras dos finas tiras de berenjena, unas setas dos rodajas de tomate(totalmente crudo) y siete enormes rodajas de pimiento, totalmente desproporcionado en mi opinión, además decir que estaba todo prácticamente frio. Yo pedí un solomillo a la brasa (23 euros) la carne era de calidad pero la elaboración y presentación no me agrado, acompañado de patatas fritas demasiado frías. Mi pareja pidió el troceado de buey con setas (24 euros), el solomillo demasiado pasado y su sabor era inapreciable a causa de la intensidad de la salsa de las setas, las cuales en lugar de guarnición parecia las protagonista del plato. Al final con media botella de vino ,una de agua y postre fueron 84 euros. No me parecería caro si la elaboración hubiese estado correcta, pero algo tan básico como planchar unas verduras y un solomillo que a penas requiere elaboración no se puede servir en esas condiciones y mucho menos frio. El sitio bonito y el servicio bien. Habia cenado en otra ocasión hace ya un tiempo y quedamos totalmente satisfechos.

Aunque admiten niños hoy nos encontramos que nos invitaron a irnos porque nuestro niño lloraba y chillaba ( típica rabieta de niños)

El sitio, fabuloso, de lo más tranquilo que hemos visto..., tan tranquilo que estábamos cuatro mesas cenando un sábado. Da impresión de estar a punto de cerrar. La carne en su punto pero escasa. Una lástima.

Restaurante agradable y cálido a pesar del gran tamaño de su comedor. Especialistas de bacalao que preparan de varias formas. A la parrilla y con sidra esta delicioso. Buena calidad-precio