Restaurante: La Taberna de Marisa

Con la pretensión de tomar unas tapas, tras buscar en varios sitios por el barrio del carmen, que resultaron cerrados, nos metimos captados por una camarera en la calle caballeros en este local. Pronto nos temimos lo peor, al ver la carta, nos dieron ganas de huir, pero era demasiado tarde. Las patatas bravas, a 8 euros, los calamares, a 15, la ensalada a 16,50, más bebidas a 2,50, resultó abusivo. La calidad del local y del servicio era lo único pasable, pero no volveré.

Comida mal preparada, sin calidad, con pretensiones de moderna pero sin querer comprar buen producto ni pagar empleados. El resultado es úna mala experiencia: comes mal, tardan mucho y pagas caro.

Buena ubicación, pero precios caro, poca calidad, tardan mucho y no saben el orden de los platos. Comida muy aceitosa

Huir: las patatas, se ven que son de bolsa y excesivamente aceitosas. Las raciones enanas y carísimas -un bacalao del tamaño de medio paquete de tabaco, 18 euros-. Una copa de vino normalito, 3,70 euros. Casi nada. Las croquetas, hechas con rebocina, parecían pelotas de golf. Los postres, industriales. Tres platitos de nada, una cerveza, dos copas de vino y un postre, 75 euros.

La taberna de Marisa no es un local, ni una casa de tapas, ni nada de eso, es un restaurante que flipas, vamos que el servicio, la atención y la cocina que tienen allí no la vas a encontrar en ningún punto de Valencia. De echo acabamos de ir la noche pasada, la atención increíble, la cocina mejor que en un banquete real y el lugar acogedor con una luz de ambiente sugerente y música especial. Vamos que si queréis conquistar a alguien con el paladar y un muy buen servicio ya sabéis donde ir. Yo pienso volver.