Restaurante: Las Cortés

Nunca me había ido tan descontenta de un restaurante, cenar en el jardín que tienen es lo único bueno que puedo decir, el servicio de pena, pasó una hora hasta que nos sirvieron la ensalada de ahumados, si se puede llamar así porque era todo verde y dos trozos de ahumados, total que pague 12 euros por tres hojas de lechuga y un poco de escarola.... Le pedí al que se supone que es el dueño del restaurante, una cubitera para el rosado, la trajo después de 15 minutos y con bastante mala leche la dejo encima de la mesa, al ver que llevábamos más de 1h y 15 minutos esperando para que a mi hijo le trajeran un plato de chuletillas le pedí por favor que si podía traer por lo menos lo del niño y me contestó: "señora todo tiene su tiempo... ", ¡¡¡ para hacer 6 chuletillas a la plancha!!!! Que para más inri le pusieron unas patatas fritas del día anterior por lo menos. Pedimos cada uno un pincho de lechazo...... Que para remate, frío, soso y para nada hecho en la brasa sino que estaba asado en horno. En fin, fijo que no vuelvo nunca a este restaurante, no tanto por la comida sino por el servicio que este señor nos dió como clientes. Los 80 euros más tirados de mi vida...... No lo recomiendo para nada!!!!

Celebrė mi boda allí y fue fatal tanto el servicio como la barra libre que no había camareros, el coktel de bienvenida lo único que dieron fueron cañas cuando habíamos pagado y acordado otra cosa y empezó casi una hora más tarde para que los invitados pagasen su propia bebida. El baile duro 30 minutos menos de lo acordado. Si volviera a celebrar mi boda no se me ocurriría celebrarlo allí.

Fuimos a una celebración familiar concretamente celebramos unas bodas de oro. El trato fue inmejorable, el servicio intachable. Todo lo que se acordó salio sobre rueda. La comida todo en su punto sobre todo el lechazo al horno y no hubo ningún problema al servir menú de persona celiaca y por último el precio no puede ser más razonable

Servicio lento, lentísimo solo con medio comedor, no quiero saber lo que hay que esperar cuando está lleno. Los camareros con camisa negra estuvieron de 7,5, pero había una tia con camisa blanca, que debia ser la mujer o la hermana del jefe, que solo mariposeaba molestando a los camareros. Esta persona con 4 mesas fue incapaz en 10 minutos de traernos la carta, mientras tanto estaba haciendo el bobo por el restaurante. En un sitio normal, sin ser familia del propietario, hubiera estado en la calle hace mucho tiempo. Nos dijeron que traían cubitera para el vino y nunca apareció. Pedí solomillo poco hecho y vino mucho más que pasado. A la niña de 2 años le pedi lomo de merluza y trajeron un tronco lleno de espinas. Me lo recomendó mi suegro y no volveré nunca. El pardillo se hace solo una vez y si vuelvo otra vez es que además soy tonto por repetir.

Exquisito menú de setas inmejorable