opiniones sobre el Restaurante Los Infantes

Hola, soy cliente habitual de este restaurante voy por lo menos una vez por semana y todas las semanas coincido con otros clientes que también van semana tras semana. El trato es bastante bueno la jefa de sala que a su vez es la dueña es un encanto y su marido un gran cocinero con una increíble carrera gastronómica cocina todo exquisito su precio es bastante bueno y los clientes que van son de buen nivel ademas la carta es muy amplia y recomiendo todo porque merece la pena probarlo.

He estado varias veces, siempre he pedido arroz y algún entrante ( generalmente sus pimientos asados). La primera vez nos entusiasmó y ahora poco a poco ha ido decayendo en calidad, atención y subiendo en precio. A los "fijos" y "muy conocidos" el trato es excelente, no tanto a los que vamos ocasionalmente. La última vez llevamos a unos invitados y hemos decidido no volver, el arroz no estaba a la altura del precio ni la atención.

Para mi como restaurante un 0. Nosotros fuimos para probar la paella, porque era la especialidad; nos sacaron una paella con el arroz duro que en la vida he comido arroz tal malo y grasiento (malísima) y antes de eso pedimos una ración de jamón ibérico de pata negra por su precio (alto) nos imaginábamos un señor jamón pues nos dieron un jamón ¡¡caliente¡¡¡ (el truco de meterle al micro para que saque el aceitillo) y se notaba que era envasado y 22€. Bueno me decepciono mucho en cuanto a calidad en cuanto a servicio.. Lo normal es que te dejen la paellera y nos sirvieron todo y se lo llevaron veías el plato y te empachabas.. Espero que os haya servido mi opinión y no os lo recomiendo

Nos encantó todo del restaurante. Para unos turistas que estábamos paseando por la zona buscando sitio para comer, descubrimos una terraza acristalada con buena pinta. Subimos y, aunque los precios de carta son elevadíllos para bolsillos medios, el menú de 25 euros está genial. Pimientos asados por ellos, con tomate escalfado y bonito de primero, riquísimo!!! Arroz caldoso con marisco limpio. Impresionante!!!! Como he leído en otra crítica, mejor que en Valencia. Puedes hasta repetir para otro plato. Cuajada con galleta y helado de turrón. Si te queda hueco, está de vicio. Además, nos quitaron los langostinos (problemas de alergias) y nos hicieron el arroz con cigalas. Un detallazo!!! También nos ofrecieron otros postres aunque el menú era cerrado por si era muy pesado el otro. Y la jefa de sala encantadora. Nos trató muy bien, muy detallista. Con el comentario de que era su marido el que cocinaba nos ganó en confianza. En fin, relación calidad-precio inmejorable!!! Y no somos de poner críticas pero esta nos ha salido del alma.

He ido en varias ocasiones a este restaurante y siempre me han servido estupendamente y la comida ( generalmente entrantes y arroz de diversas maneras o fideua) ha estado realmente buena.

Fuimos el pasado día 31 de julio de 2.008 a celebrar una comida 6 personas y a 2 se nos ocurrió pedir, de segundo plato, Machote a la espalda. Nos sirvieron 1 trozo, por ración, de un pez grande y en mi vida comí un pescado tan malo, estaba seco, correoso y sin sabor, no se correspondía en absoluto con las cualidades organolécticas de un pescado tan exquisito como es el Machote. Aparte la clavada a 23 € la ración más IVA.

INCREIBLE, la verdad que una maravilla la limpieza y el buen servicio no dejan lugar a dudas de la mucha profesionalidad que podemos encontrar y el arroz mejor que en valencia.Muchas felicidades.

¿Qué podemos decir de este garito? sábado 7 de abril de 2007, pedimos mesa a las 11,00 para poder comer a las 14,00 y llegados a lugar del homenaje, nos ofrecen una mesa para cinco personas. Hasta ahí correcto. Cuando vamos a sentarnos uno de los comensales descubre que la mesa ya tiene ocupantes (hormigas) pululando por cubiertos y platos. Avisada, la señorita que se ocupa de recibir a los clientes asegura que no hay problema y se dedica a retirar parte de los platos y cubiertos y ¡a matar a las hormigas encima mismo del mantel!, procediendo posteriormente a colocar la nueva impedimenta en los lugares de donde la había retirado (ya digo que no se retiró toda y no se cambió el mantel). Preguntado el maitre (que de repente apareció por allí) y la señorita receptora de clientes sobre la posibilidad de ubicarnos en una mesa situada al lado mismo de la ofrecida y dispuesta también para cinco comensales, se nos asegura que esa mesa ya está ocupada (debía ser que estaban esperando más hormigas). Bueno el caso es que al final y ante la nueva aparición de los insectos en la mesa ofrecida nos decidimos por largarnos ya que nosotros queríamos una mesa para cinco y en la mesa podíamos acabar cinco mil.