opiniones sobre el Restaurante Masía Can Borrell

13 personas. No me dejaron pedir a la carta cuando no quería el menú de los calçots. Pasamos frío porque la ventana estaba abierta y no me dejaron cerrarla. Las verduras frías, sosas y el servicio pésimo con los platos que traían. La parrillada de carne, a parte de tres trozos de butifarra y tres de cordero, todo era pollo (lo barato), y nadie se lo comió. Pedí que me trajeran más cordero y después de reclamarlo 4 veces me lo trajeron a los 45 minutos. Le dije al camarero que no iba a pagar. Al irme,  3 hombres que trabajan allí, me levantaron la voz, me dejaron por mentirosa, me señalaron con el dedo y me llevaron la contraria todo el rato dándome a entender que era una mentirosa. Me dijeron que si me quería ir sin pagar que lo hiciera, pero que no regrese. Yo encantada. La sala fría, comida mala, postres de los años 80, apretados en la mesa. El peor restaurante en el que he estado nunca. Maleducados.

Fuimos 2 parejas y dos carritos con bebes, con reserva hecha, nos hicieron esperar más de media hora, preguntábamos a los camareros cuando nos podían atender y se pasaban la pelota unos a otros. Una vez sentados, nos metían prisas para pedir, y la verdad es que tanto la carne como el all i oli se quedaban ridículamente corto, para terminar, pedimos para un café algo más de leche, y nos traen un vaso de leche que nos lo cobran, junto un all i oli que nos lo metieron por la patilla, cuando pedimos explicaciones, el camarero de forma chulesca, dice que no sabe nada pero esa es la cuenta, nos fuimos indignados, pagamos para no volver, si así tratan los clientes, tiene los días contados.

Muy penoso, hace años que soy cliente, y he ido con distintos grupos y nunca habíamos tenido problema, pero esta vez unos detalles muy muy feos, más teniendo en cuenta que eramos una mesa de 16 personas. (10 adultos, 2 niños de 12 años y 4 niños de 3-5 años). Tienen 2 menús infantil y junior ( que se componen de lo mismo pero se diferencian en el precio/según la edad). Pues bien, para los pequeños te obligan a coger menú, no permiten 1 plato a la carta, y si es para compartir pues te obligan al menú junior 19€ porque el infantil no se puede compartir. Total un robo, porque el pollo del menú junior es medio pollo a la brasa, que los pobres menudo susto se dieron cuando vieron el pollo. Además 1 nene de 5 años pidió más macarrones para repetir, y le dijeron que no era posible, que si quería más macarrones, nos tenía que cobrar otro menú junior. ¿pero que tomadura de pelo es esta? La justificación del camarero, claro es que están ocupando silla y tengo que cobrar un cubierto completo. Pues nada, que ya me han visto bastante, señores en los tiempos que estamos que vayan con estos detalles me parece increíble en una mesa en que la cuenta fueron +400€.

Fui a can borrell con mi pareja y la verdad que nos ha encantado. La comida es de calidad y esta muy bien cocinada, además que los precios son super asequibles... Nos sirvieron con bastante rapidez, y eso que el restaurante estaba lleno... No podría decir nada negativo. Comimos muy bien, en un entorno ideal.

Fuimos a hacer una calçotada, nos trataron como borregos, la comida, por el precio me pareció mala, el cordero, el conejo y el pollo estaba duro y frio, nos sirvieron los calçots como si salieran de fábrica, con unos guantes de plástico y platos también de plástico, considero que por el precio que cobran podrían por lo menos cambiar el mantel de papel una vez estuviera terminado el primer plato de calçots, pero claro, quieren abarcar tantos comensales que esto es imposible.

Nos ha servido un camarero que ha dado un trato casi irrespetuoso. A pesar de que hace más de 35 años que vengo, a partir de hoy tardaré en volver.

Fui con un grupo de amigos y quedamos bastante descontentos. Los calçots y la salsa romesco estaban muy buenos y te servían en cantidad abundante, pero mucha gente, sobre todo los chicos, se quedaron con hambre. El pan escaseaba (te lo servían con cuentagotas), la carne la servían medio fría y en poca cantidad (al menos en comparación con otras calçotadas), los postres que no eran crema catalana eran bastante deficientes (tartas y sorbetes semihelados de producción industrial) y los licores finales eran como alcohol de quemar. Como remate, a los que quisimos pagar con tarjeta de crédito nos cobraron 33 euros (no los 32,56 que oficialmente costaba el menú) y no nos dieron un ticket con el recibo del pago, así que no me he enterado de lo que pagué hasta que no he visto el recibo de la tarjeta. En definitiva, me decepcionó. No lo recomiendo.

Ayer fui a comer con mis hermanos, porque queríamos comer caracoles. En principio íbamos a ir a otro restaurante pero al ver la entrada nos fuimos. Llamamos a masía can borrell a las 2h 30´ y nos dijeron que a las 3h tendríamos una mesa preparada. Al llegar nos habían puesto una mesa que estaba junto a otras, y teníamos dos cochecitos que no cabían. Nos dieron otra mesa inmediatamente donde cabían los dos cochecitos. La comida y los caracoles geniales. Hacia algún tiempo que no iba porque es verdad que siempre esta bastante, por no decir muy masificado de gente. Pero esta vez no se si por la crisis, la verdad es que estaba genial, ya que había hasta alguna mesa libre. Otra cosa curiosa que observe, es que salia más barato comer de carta que la opción de menu. Al menos en nuestro caso.

Cenamos en la masía cuatro amigotes y la verdad es que estuvimos muy agusto, la comida fenomenal, se nota que es de primera calidad, no quisimos pedir vino de la casa porque ya se sabe que en cualquier parte a la que vayas el vino de la casa no suele ser nada bueno, sin embargo nos pedimos un marques de Cáceres con un precio muy aceptable y primeros y segundos a la carta y nos salió muy bien de precio, muy buena atención por parte del camarero que nos atendió que nos dejó botellas de chupitos incluso para que bebiéramos hasta que quisiéramos. Ah! Y la crema catalana insuperable!!!!!

Hemos ido a celebrar un cumpleaños con 5 adultos y dos niños. Uno de los niños, celíaco. Tengo que decir que el trato ha sido un 10. Se han preocupado de que el niño tuviera su pan sin gluten, han informado de todo lo que podía comer y lo que no. La comida también muy buena, muy abundante. Hemos tenido un camarero, de los que yo hacia tiempo no había visto (alvaro). ¡¡Espero que lo reserven siempre!!! Vale la pena! El entorno también es aconsejable, puedes subir andando desde sant cugat, 30 minutos por el bosque, y luego bajar. Pasas un día completo. Yo seguro que vuelvo, y a quien le guste comer, se lo aconsejo.

No es para repetir. Hemos ido un grupo de tan solo 5 personas y el primer problema te lo encuentras ya a la hora de pedir. Tienen que ser todos calçotades o todos carta. Cosa que podría llegar a entender si el número de calçots a comer fuera ilimitado, pero no es el caso. Como ya digo el número de calçots es limitado y la salsa un aprobado justo. El sitio está masificado. Mesas muy pequeñas y pegadas unas a otras. Ni aún con reserva comes a la hora. Lo que no entiendo como puede estar lleno todos los fines de semana. Desde luego, yo no repetiré.

Muy descontentos, hemos ido un grupo de 10, con dos niños y un cochecito, para menú calçotada. El martirio empieza ya con la reserva. Te llaman para confirmar una y otra vez, e incluso por sms. Y cuando llegas al restaurante, no han tenido en cuenta ni el nº de niños ni el cochecito del bebe. Después de repetirlo en todas sus peticiones de confirmación!!! Que mínimo que tenerlo en cuenta. El cochecito no cabia en ningún sitio y propusieron guardarlo ellos.... Y el bebé, donde lo dejamos??? No ayudaron en ningún momento a poder acoplar las tronas ni ubicar el cochecito. Comimos todos apretujados y no se podía salir al lavabo porque había que mover a toda la mesa. Apretujados en nuestra propia mesa, y con las mesas colindantes. Parecía que todo el salón habíamos venido juntos. El trato poco cordial, nos servían los platos, pasándonoslos en cabecera de la mesa. Estaban quemando y no avisaban siquiera. La carne para compartir era escasa (mas pollo que cabrito) y no había la cantidad de piezas para los que compartían probaran de todo.

Mucho follon de gente, de ruido y de calor. Era agobiante. Parece seguir una ley de explotación de suelo útil de restaurante. Si cabe una mesa, no te preocupes que la hay. Hay incluso delante de los lavabos, y durante todo el pasillo de acceso. En definitiva, no volveremos, hemos comido calçotadas por el mismo precio y mucho más agusto. Mejor comida, trato, ambiente y lugar. No lo recomiendo para nada.

El entorno es muy bonito, en medio de la naturaleza y muy cerca de Barcelona (después de unas cuantas curvas... ). Su problema, es que al estar tan cerca de la ciudad, esta masificado de gente: colas eternas para llegar a la mesa (teniendo reserva! ), esperas para que te llegue tu plato, la cuenta... Y ni se te ocurra pasar por allí un fin de semana sin reserva previa! La comida y el precio están bastante bien pero el problema es que acabas estresado de tanta gente.

Siento decir que estamos muy descontentos. Fuimos a este restaurante porque teníamos buenas referencias, pero nadie del grupo repetiremos. Fuimos un grupo de amigos para una calçotada, y teniendo reserva hacía 15 días y habiendo llegado puntuales, nos hicieron esperar 45 minutos. Todo estaba muy descoordinado, íbamos con un bebé y nos colocaron el cochecito pegado a la mesa de al lado. El menú calçotada bastante flojo (el vino de la casa de garrafa y de muy mala calidad, los calçots flojos, la carne muy normalita... ). Por el precio que pagamos hemos comido calçotadas mucho mejores y en restaurantes con un servicio mucho más atento.

Precio, calidad, estupendo, y tanto los jefes como el personal muy correctos y amables, felicidades. Pilar

Solemos ir siempre que podemos. Se encuentra en plena naturaleza y sin embargo esta a cinco minutos de la ciudad... Es uno de los pocos sitios donde se sigue conservando un trato familiar, una comida típica de Cataluña y de calidad. Cien por cien recomendable.

Hemos ido un grupo grande a hacer una calçotada. No hemos quedado contentos. Ya no solo el servicio sino la filosofía del restaurante deja mucho que desear: en grupos grandes no puede alguien pedir de carta, faltan postres y no se propone alternativa... A mi gusto están faltos de servicio al cliente, imagino que con la cantidad de gente que hay, que es mucha, quedan más preocupados de servir a toda el mundo que va que de la calidad del servicio. Sinceramente, no volveremos.

Llevo 20 años en Cerdanyola, ademas de dedicarme a la hostelería. masía can borrell es uno de los mejores restaurantes de la zona. Calidad en el servicio y en el genero, cocina muy limpia y bien organizada. Buen trato y el precio es acorde al tipo de carta. Media de 600 comensales. eso si, hay que reservar pues siempre esta completo.no dejéis de conocerlo y repetireis seguro. Ademas esta rodeado de un entorno natural precioso, para los amantes de la naturaleza, una cura antiestres.

Por casualidad estábamos buscando algún sitio nuevo por la zona de Sant Cugat para ir a comer y en Buscorestaurantes.com vimos Masía Can Borrell. Cuesta un poco encontrarlo porque hay que pasar por Cerdanyola, pero está bien señalizado. En plena naturaleza te encuentras la masia, un gran parking y aunque por fuera está algo descuidada la fachada y los aledaños, la masía dispone de varios espacios que un sábado como el que fuimos estaba a tope de gente.

La carta es sencilla, basada en platos típicos catalanes y sobre todo carnes a la brasa. Lo que no me parece muy bien es que los "complementos" te los cobren aparte. Yo soy de los que opina que la carne tiene que llevar algo de guarnición y dejarse de historias.

Con todo, es un restaurante económico comparado con otros de la zona y características. Las carnes estaban muy buenas, tanto la butifarra como el chuletón como el cordero que nos comimos. A ver si pronto probamos los calçots.

El otro pero es que saturan mucho los comedores de mesas y como te toque la típica mesa con muchos niños te puedes sentir un poco agobiado, apenas queda espacio y hay algo de bullicio.

Eso sí, después de comer el sitio invita a pasear por diferentes caminos ya que está en plena naturaleza. Espero poder repetir pronto.