Restaurante: Mazo Santa Comba

El restaurante esta en un enclave bonito y tranquilo, esta muy bien restaurado, el comedor tiene grandes ventanales al rio chamoso, perfecto para una larga sobremesa. El servicio es bueno, muy atento con los comensales pero les falta profesionalidad (platos devueltos con mucha comida). La carta escasa y el precio es elevado para la calidad que ofrecen. En nuestra comida los platos han venido muy faltos de temperatura, incluso fríos, sensación de comida hecha con tiempo y mal recalentada. Tomamos balacao a la plancha y a la gallega, cordero asado y chuletitas de cordero. El bacalao aceptable, el sofrito tenia muy poco de la "a la gallega" con mucha falta de aceite, el cordero del día anterior y las chuletitas con sensación de frío interno como de descongelación rápida. Pedimos postres caseros, las cañas fritas rellenas de crema, el hojaldre no estaba crujiente, más bien blando y un poco revenido; luego el encargado nos dijo que deberían ser del día anterior, que al ver que no se comieron, solo nos descontó una de las dos pedidas. Las natillas con nueces caramelizadas, las natillas les faltaba alegría y frescor. El pastel de tres chocolates, aceptable. Cafés de pota, en tazas ínfimas y por la mitad, como si fuera solo-concentrado. Es el típico lugar caro, pero que con una buena calidad y con ese entorno, sales encantado, pero para los que fuimos le falla estrepitosamente la cocina, no pueden cobrar esos precios ofreciendo esa calidad y terminación. Es una pena.