Restaurante: Pablo Gallego

Fue una celebración de aniversario de boda, y la experiencia fue magnífica. La comida, excelente, tanto en calidad de materia prima como en preparación, presentación y cantidad (cosa que nos sorprendió por el tipo de local, ya que en estos locales se suele tender a raciones más bien justas). Tomamos 2 entrantes a compartir: pastel de foie de rape y carpaccio de cigalas. Sublimes. Los sabores inundan la boca dejándote todos los matices de su preparación. Realmente un (dos) acierto(s). De segundos, carne: abanico de buey y solomillo con foie al Pedro ximénez. El abanico, simple, con el punto justo de plancha que dejaba apreciar la calidad de la carne, fabulosa por más señas. Colosal. Y el solomillo impresionante, en su punto justo y con un contraste dulce que le daba un regusto súper agradable y suave en la boca. Y de postre, la tarta rota de chocolate y el helado de queso con salsa de membrillo, con los que ya no nos quedaban calificativos que ponerles. Todo esto con la guinda de un trato exquisito y un esmero por los detalles que hacía mucho tiempo que no recibíamos. En resumen, una experiencia fabulosa.