Restaurante: L'Ull de la Vila

En la línea de otra opinión anterior: la comida es bastante... Precocinada. Que a nadie se le ocurra pedir las verduras a la parrilla, le recordarán bastante a la parrillada de verduras congeladas de cierto supermercado muy conocido, tal cual, no se como no les daba vergüenza servir eso así (pagando unos 20 €/persona). El bistec de ternera... Pues como la propia camarera decía "un bistec es un bistec"... Nada especial. La especialidad de la casa: el estofado de ciervo, si no hubiese visto que las verduras a la parrilla eran del super no habría sospechado nada del ciervo, pero ya con la mosca tras la oreja me ha dado por recordar que ese tipo de ciervo guisado ya lo había probado de una marca que lo vende enlatado... Así que ya no se que pensar. De postres: un suflé de moka... Congelado (no se si saben realmente que es un suflé) y un brownie de chocolate al corte (como una porción de una tarta). El vino de la casa: decente, ninguna pega. En resumen, para una vez que voy por esa zona y no quiero probar calçots, menudo chasco. 40 € 2 personas por una comida tirada por tierra solo con el primer plato.

Estuvimos hace unos días visitando montblanc con nuestro grupo de amigos. Nos decidimos por el restaurante ull de la vila porque el menú era realmente variado y las fotos que aparecían en el marco digital que tienen en la puerta ya nos daban una idea de los platos. El trato realmente agradable. Y la comida exquisita. El hecho de haber visto las fotos de los distintos platos nos ayudo en la elección. La ensalada de naranja con cebolla caramelizada genial y el ciervo para repetir. Todos comimos realmente bien. Y calidad precio muy buena. Gracias por el trato recibido. Volveremos

Estuvimos comiendo dos personas y no nos gusto mucho, la verdad. Las ensaladas bien preparadas, eso si, pero tanto los segundos como los postres, son claramente prefabricados, es decir, salvo que te inclines por comer algo a la brasa, lo demás es comida industrial calentada en el microondas o frita o puesta en el horno en el restaurante. El propio dueño/camarero reconoce que no saben hacer postres y que todo es, nuevamente, industrial. La cerveza es de lata, el agua de botella de plástico de litro y medio, la carta de vinos, escasisima. En cuanto al ambiente, el restaurante es bonito, pero mientras cenas tienen puesto en la radio el partido de fútbol correspondiente, a todo volumen. A nuestro juicio, un sitio en absoluto recomendable.