Restaurante: El trasgu

Apurando nuestros últimos días de vacaciones, hemos estado en este restaurante cenando. Poco voy a decir de la terraza, creo que por aquí todo el mundo está de acuerdo en que las vistas no tienen precio. La comida estaba buenísima en especial el atún rojo. También cabe destacar el tiramisú (uno de los mejores que he comido hasta ahora). Por último decir que el trato fue exquisito, todos muy atentos y eso se agradece. Volveremos sin dudarlo.

Entre tanto comentario positivo quise obviar las opiniones negativas sobre este sitio porque tenía ganas de ir desde hace tiempo. Un local que se precie debe dejar cierta intimidad a los comensales y no ese baile de camareros que se empeñan en colocarte el siguiente cubierto cuando estás aún cortando el pulpo del primero metiendo el brazo por delante de tus narices después de haberte "enseñado" el aperitivo y quitártelo a los 2 minutos sin apenas haberlo probado. Para los segundos vinieron al cabo de un rato diciendo que no tenían lo que había pedido y tuve que cambiar; mientras a mi acompañante le trajeron el pixin en delicias en lugar de a la bilbaina con lo cual tuvieron que cambiarlo y comimos a destiempo para que no se enfriara.... El local es ideal para el relajo y disfrute. Una lástima que descuiden ciertos temas... Creo que deberían relajarse un poco en el trato con el personal. No es tan difícil. No volveré!

Desde que entras por la puerta es la isla de la felicidad, la comida de 10, buena materia prima y bien elaborado, el servicio de 11 son muy atentos pero sin molestar. La terraza única en toda la sierra. Para recomendar, ahora tienen un menú casero para todos los bolsillos, con platos cómo los de antes, caseros de los que a mí me gustan. Y en nada empezaran con la temporada de las chimeas... Se está como en casa

Si vas en verano y obtienes una mesa en la terraza, previa reserva con gran antelación, estupendo. Siempre que hayas especificado que sea una de las mesas con vistas. Si no, es mejor comer en el interior porque te pueden obsequiar con unas vistas al muro del edificio contiguo. La comida es rica pero las raciones, especialmente los entrantes, han decrecido de forma alarmante e inversamente proporcional al precio. El servicio justo. La bodega excesivamente cara. Creo que, en general, la calidad ha decaído desde su excelente comienzo. No obstante sigue siendo un lugar recomendable para cenas de familia, si tienes un presupuesto holgado. Excelente el pulpo a la parrilla, mediocres y saladas las cocochas de merluza. Buenos postres. Aparcacoches amable y servicial.

Excelente ambiente, decoración y atención, así como una de las mejores cocinas que he probado en Madrid. Muy recomendable.