Restaurante: las Villas

Encontrar el sitio es fácil, pues está pegado a una gasolinera, con lo que no esperéis vistas espectaculares. Dispone de parking propio, pero yo no me atreví a dejar mi coche debajo de los techados, porque están a punto de desplomarse. La entrada al restaurante cuidada, pero no esperes que nadie te atienda. Tuve que pasar hasta bien entrado el salón para encontrar alguien. La carta aceptable en oferta, la de vinos no lo sé, porque nunca me la ofrecieron. Verdura a la plancha para dos, pero éramos tres. Mariscada con productos de calidad a la plancha, las almejas excelentes. Chuletas de cordero en ración aceptable, pero inaceptable que la guarnición fuese exactamente la misma parrillada de verduras que pedimos como entrante. Cazuela de la casa era mero y salmón en salsa de pimientos de piquillo, sabroso. La merluza a la vasca era en realidad una raspa de merluza, lo que hacia imposible comerse la cazuela. Nos quejamos de la pieza de pescado y la contestación fue que esa parte de la merluza da muy buen sabor. Le sugerí al experto gastrónomo que reservase entonces esa parte de la merluza para hacer deliciosas sopas. Pese a no poder disfrutar de ese plato pedimos postre para compartir, leche frita, la presentación correcta pero la textura chiclosa. La factura para 3 personas, sin vino, con cerveza, cafés, y queja por un plato incluida, fue de 110 euros. No volveré.