opiniones sobre el Restaurante la Yedra

En la página web del restaurante te dice que si reservas hay menú del día, allí nos dijeron que el menú es solo de lunes a viernes (pienso que realmente no existe la opción de menu), luego el pan son 2 euros por persona y es un bollito minusculo el que te ponen. Ojo que te llevas una gran sorpresa al pagar porque el IVA no está incluido, cuando ya pensabas que estaba bastante bien pagado el plato (en torno a 16 euros el plato)

Me ha encantado, es un sitio acogedor tranquilo y la comida buenísima, la relación calidad precio excelente.

Pésimo, ni se os ocurra aparecer por allí, os tratarán a patadas y os cobrarán como si de tres estrellas michelín. El servicio es altanero y despreciable, os sentara mal la comida. Yo he pedido el libro de reclamaciones y con mucha soberbia me lo han llevado.

Magnífica la comida y el servicio. Hemos pasado un rato inolvidable, y además es un restaurante encantador y sin artificios, luminoso y cálido. Espero volver

Un restaurante de ambiente familiar, con un patio precioso, que hoy 10 de agosto no era muy recomendable al medio día. De recibimiento tuvimos un paté original tapenade, de aceitunas negras con anchoas, después tapa de ensaladilla con una presentación impresionante, de primero elegimos un salmorejo fresquito, y después nos pusieron un risoto de boletus con parmesano, que realmente no había probado nada igual en la vida, y después un solomillo de buey en su punto de grandisima calidad. De su extensa carta de vino, cerca de 60 referencias, elegimos una joya gaditana garum de la casa luis pérez, lo recomiendo para aquellos que no lo hayan probado, pero su carta es estudiada y cuidada, quizás falta algún vino más andaluz. De postre unos helados caseros de fresa y fruta de la pasión, y después el digestivo oportuno. El trato muy agradable, y siempre atento sin ser pesados o estar siempre encima, dejando espacio a la intimidad de la pareja. Buena música de ambiente, para mi un buen lugar para cuando tiremos a la zona de Carmona.

Cenamos en una noche de verano en un patio muy acogedor. Acompañaba la temperatura muy agradable, para la cena al aire libre. El recibimiento y el servicio, excelente. Cuidando todos los detalles, pero sin sobrecarga (ese equilibrio a veces difícil de encontrar en un restaurante), primero nos sirvieron por cortesia de la casa un delicioso bocadito de crujiente de salmón y queso. Un detalle que deberían copiar todos los restaurantes: aceite de oliva para mojar con pan durante la espera. De entrante tomamos un micuit de pato y después los platos fuertes: tempura de verduras y gambas, magnifico tanto en sabores como presentación, y solomillo de ternera con su punto perfecto y unas patatas de las que ya no se ven. Para acompañar, un pesquera, así no te equivocas, en su punto perfecto de temperatura.

He estado cenando allí y nos ha encantado. Hemos ido en verano y hemos estado en el patio con la luz de las velas y la buena música. El restaurante es precios y muy acogedor. Los platos que pedimos denotan que la cocina es muy cuidada y que cuidan todos los detalles como la buena presentación, el sabor, la materia prima y la originalidad. Los postres son caseros y están buenísimos. En cuanto a la bodega tiene bastantes denominaciones con muy buenos vinos y a buen precio. Una cosa que me gusto es que también tienen en la carta de vinos un sitio para los vinos andaluces que están empezando a funcionar. En resúmen podemos decir que merece la pena y mucho ir porque cuidan todos los detalles en la mesa, el servicio, la comida, el vino y un buen precio.

Muchas pretensiones para una cocina bastante mediocre y una bodega inexistente.

Si me pedis una opinión para que todos los que no han podido disfrutar de este rinconcito de Carmona se hagan una idea sobre si les gustaria o no venir, os seré sincero.

El lugar en si encierra mucho encanto se ve que todo esta cuidado al detalle y tiene un marcado color a casita de cal blanca andaluza donde reina un pequeño patio exterior al cual,el verde de sus macetas y el mimo con el que las mesas están decoradas te da sensación de tranquilidad.

Los platos que ofrece la carta son bastante variados y eso es algo quue siempre es de agradecer. Su decoracion es muy personal al igual que los sabores, todos fácilmente reconocibles pero con una pizca de ingenio que hace de la cena un momento único.