Restaurante: Roberto

El local: inmejorable. Una casa señorial muy hermosa y bien conservada. La comida: con pretensiones pero con una realización que deja mucho que desear. Exceso de aceite en todos los platos y cosas fuera de punto: una croqueta quemando, la vieira fría y cruda. La bebida: no hay carta de vinos, sólo vino de la casa por botella o por copas. El albariño bueno, el ribeiro excelente, el rioja malo de solemnidad. El servicio: lo peor. Entre el dueño y una camarera para unas 40 personas (entre ellos dos grupos grandes) no daban abasto. 15 minutos entre un plato y otro con el plato sin retirar en la mesa, otros 15 minutos para que nos retiraran el último plato y pedir la cuenta. No atienden a la llamada a no ser que montes un follón. No traen los dos platos juntos. Un desastre. El precio: para lo que es, muy caro. Un entrante y dos platos, con tres copas de vino y cafés: 55 €. Si llegamos a pedir postres y una botella de vino nos ponemos en más de 80. Y por ese precio hay restaurantes de mucha categoría en Galicia. Esto, en cambio, es un mesón y malo. Lo único bueno, que es espectacular, es el entorno: edificio y jardines, y que tiene párking propio (aunque por zonas es una "lameira")

Un verdadero desastre, desangelado, un olor a local cerrado, no tenían apenas nada de lo que había en la carta, ni siquiera una triste cocacola, ni cerveza, ni nada de nada...... Tanto fue así que nos levantamos y nos fuimos. Nada de lo que había sido hace unos años!!!!!!!!!!!!!!

A mi parecer es un restaurante fantástico,acogedor y con una carta excelente.Roberto, su dueño encantador y muy cercano.Para mi un diez, el mejor que conozco; que no son pocos.