Restaurante: Sagaretxe

He podido comprobar lo que decían mis amigos, han cambiado y para muy bien. Fuimos a celebrar un cumpleaños y resultó ser la mejor de las elecciones, todo riquísimo. Hicimos un menú personalizado. La ensalada de foie espectacular, las croquetas de bacalao buenísimas. Yo me pedí de segundo el rape con refrito de sidra y debo decir que yo por más que lo intento no me sale así de jugoso. Y de postre pedimos un surtido de postres para probar de todo un poco. Aunque todos estaban muy buenos me queda con la tarta de queso idiazabal sin duda!!

Indecente e impresentable: el único sitio dónde la carne va antes del pescado. El servicio es desastroso. El maitre (por llamarle algo) insinuó que no podíamos con la comida y por eso anulamos un plato. Nos levantamos de la mesa con hoja de reclamaciones en ristre que tardó 25 minutos en facilitarseme. De vasco tiene lo que yo de obispo. La chuleta llegó fría y rancia. Y nos colocaron 45 euros por 6 croquetas y una de rioja. No se puede ir.

Lentos, comida normalita, no está mal. Para nada vale los 60 euracos que nos metieron por barba. Ojo con el iva, y el pan no incluido.... El único que se salva, el camarero delgado de gafas que nos atendió en el piso de abajo. Hizo lo que pudo, si bien le dejaron sólo para atender a todo el sótano. Preparar la cartera y sin prisas eh? 3 horitas de reloj!!!

Ayer 7 de mayo de 2010 estuve cenando con 10 amigos y no pienso repetir. Es el restaurante donde he encontrado la peor relación calidad-precio-servicio a pesar de que he visitado más de 80 en los últimos 10 años. De entrada no nos quisieron poner los aperitivos de la barra en el restaurante. En su defecto, pedimos para picar unos revueltos de boletus y morcilla con chistorra. La ración de boletus era escasísima y la chistorra muy grasienta. De segundo me pedí unos medallones de ibérico, me los trajeron un cuarto de hora después de servir a todos mis compañeros porque se habían olvidado de mi, y por más señales que hacía, nadie me miraba. Los medallones parecían tres medallitas completamente secas con un montóncito de verduras casi invisible. De postre un café. Cinco de mis acompañantes pidieron algún postre. Luego casi nos toca recoger la mesa porque nos pusieron en un rincón inaccesible para la única camarera, que tenía buena voluntad pero nadie la había enseñado nada de hostelería. La broma nos salió por 48€, 8000 de las antiguas pesetas. Por supuesto, no recomiendo este restaurante a nadie

Recibimos un trato de lo peor que he visto en mi vida. Gente como la de ese restaurante debería aprender un poco de cómo tratar a la clientela. Un saludo