Restaurante: Tomatejamón

De lo mejorcito de huesca para ir a tomar unas tapas o cenar. Tienen brasa si te apetece, me encantan las alcahofas a la brasa.. Vinos y buena comida.

El local es bonito, bastante lleno, parece que promete... Y luego te la mete. Para empezar que nos ponen para los entrantes están sucios, de algo que prefiero no mirar y que quito con disimulo con la servilleta (soy de los que piensan que es mejor quejarse al final, que si lo haces al principio no sabes que pueden llegar a hacerte, sobre todo si eres turista de paso, y tan de paso, porque no pienso volver). La cecina buena, claro, lo único que no necesita ser cocinado. Llega el risotto con boletus, que me recordó a cuando estas con gastritis y tu madre te hacía ese arroz blanco sin nada de sabor, pues eso, mira que es difícil hacerlo tan soso. A la vista no era mejor. Comenzamos los segundos platos: el magret de pato frío, en su punto, eso si, pero frió. Pido que me lo calienten y me lo traen más hecho (ya no esta en su punto) y templado tirando a frío, increíble. Las sardinas de mi pareja enormes (de las malas, vamos), alguna de ellas machacada, parecía revuelto. No había forma de incarle el diente. Pasamos del postre, pero aceptamos sendos cortados, pésimos. Conclusión: 53 euros a la basura, que es lo que nos sirvieron.