Restaurante: Guggenheim Bilbao

Coincido con las opiniones anteriores. Cuando se paga esa cantidad de dinero se espera que las mesas sean de mejor calidad y sobre todo que el comedor sea más intimo. No quiero comer un menú de 100 € escuchando todo el ruido de la cafetería. Por no decir que la intimidad es nula.

Estuve el pasado fin de semana comiendo en el restaurante del Guggenheim. No quedaba sitio para tomar el menú, que son unos 20 euros, así que decidimos probar a comer a la carta. El sitio es francamente caro, pero pensamos que la cocina sería excepcional y valdría la pena. Craso error. Un desastre absoluto. Para empezar hace frío en el restaurante. Yo acabé por ponerme la chaqueta que llevaba. Los camareros son muy atentos, casi excesivamente, pues al final resultan pesados de tantas explicaciones e interrupciones a nuestra conversación. Lo peor, la comida. Tomamos un entrante microscópico de "hebras de berenjena en aceite milenario" o algo parecido que dejaba mucho que desear. Era original, pero no estaba bueno. Como plato principal tomamos el bacalao y la carne de potro. El bacalao es un trocito de unos 2x2 cm nadando en una salsa sosa. El potro son cuatro bocaditos de carne machacada e insípida sobre un trocito de pan pringado en una salsa de aceite. Un postre para compartir de chocolate: bien, pero no espectacular. No tomamos vino. 108 euros. Y la sensación de haber sido estafados.

Con motivo de una celebración reservamos en el restaurante del museo, con mucha ilusión teniendo en cuenta la fama y el precio que te cobran. Tomamos el menú degustación y tengo que comentar que nunca he salido tan decepcionado (en relación calidad precio) Lo que comimos, en mercado, no creo que tenga un valor de más de 20€. Y no os cuento lo que nos cobraron...
Tal vez será que, como el "arte" que se alberga dentro del museo, es para "entendidos" ... No lo recomiendo y no volveré (ni de invitado)