Restaurante: Pizzería Capricciosa

Era el santo de mi hija de 8 años, y quiso invitarnos a cenar a la familia. Llamamos para reservar, y nos dijeron que en verano no lo hacían. A pesar de que esto es como si una floristeria decidiera por su cuenta no hacer entregas a domicilio y que indudablemente es una medida a espaldas del cliente, decidimos probar suerte de todos modos. A las nueve menos cuarto había ya gente pero también varias mesas libres. Lo malo es que nosotros somos cuatro y sólo había mesas de dos y de seis. Sugerimos juntar dos mesas de dos pero, con el argumento de que estaban en el pasillo no nos dejaron hacerlo. Yo diría que el pasillo que tenía esta señora diseñado era mucho más estrecho en otras zonas del restaurante que si hubiéramos juntado dos mesas, pero no se va a poner uno a discutir eso. Nos proponía meternos a todos en una mesa en la que difícilmente caben dos personas o separarnos en dos grupos de dos. Como si las mesas estuvieran atornilladas al suelo. Y la de seis? No, ésa es para más gente. En fin: ninguna gana. Salimos del local un tanto contrariados, porque nos había chafado la ilusión, sobre todo a los niños. Imagino que a esta señora el negocio le funciona bien, pero en otro tiempo los restaurantes se desvivían por acomodar a un cliente y no creo que por eso les fuera peor. Mientras buscábamos otra pizzeria me acordé del compañero de trabajo al que no había hecho yo caso cuando me previno contra esta misma señora.

¡¡¡Sin duda las mejores pizzas de donosti!!! También el resto de la carta esta fenomena. El servicio es muy bueno y se encuentra en el centro de la parte vieja donostiarra. En verano no es posible reservar, hay que hacer cola, pero merece la pena.