Restaurante: Casa Marzo

Entrada al restaurante, se encuentra con los servicios de caballeros, que abierta la puerta, se observan los urinarios de pared, prohibido por sanidad, y por ética, estética, e higiene. Demasiado grande el comedor, habría que poner biombos, cuando hay pocas personas, y un televisor, para, que no se este, tan en silencio. Las sillas, de bodas, hay que reformar de tanto en tanto. La camarera, que nos atendió, en la mesa, llevaba una minifalda, demasiado corta, poco serio, y el delantal, minidelantal, muy sucio, de limpiarse, muy de torrente, mala imagen, el sábado día 1 de julio.

Aparentemente no tiene mala presencia. Comedor amplio, mesas amplias, manteles y servilletas de tela, menú con buen precio... Pero... Ay! La comida. No se salva ni un plato, los primeros nada trabajados, descongelados... Lamentables. Los segundos platos, escasos y sin gracia. Para no volver.

Sitio muy cómodo, situado en medio de la d. O. Cariñena con más historia de aragon. Cumplió con todas mis expectativas. La almohada de la cama que a mi me toco era un poco blanda pero pedí otra y me la cambiaron.

Hola, yo al contrario que esta persona he pasado varias veces por este pueblo y siempre paro allí, el trato es super agradable, no hace falta entrar en el restaurante porque tienen un mostrador relleno de tapas, yo no tengo queja, y volveré a parar

He estado alojado durante un fin de semana, me pareció encantador, el trato muy familiar, probé un solomillo que hacen de carta y es una pasada, seguro que vuelvo