Restaurante: Taberna Kantuta

Me ha encantado el servicio, la comida,volveré sin duda quedamos encantados. El sitio muy limpio y acogedor.

Celebramos la comunión de mis dos hijos. Un completo desastre. El dueño del restaurante debía haber discutido con su personal y se notaba muchísimo en el trato hacia los clientes. Habíamos reservado séis meses antes: el día que nos enseñaron la ubicación para cuarenta personas todo eran ventajas, incluso nos enseñó un privado que decía que estaba reservado para el rey (jua, jua); el día de la celebración estábamos amontonados, junto con otras celebraciones; se ve que habían cogido a más gente de la que cabía. Protestamos y la solución fue que nos invitaban a una copa al final. Ya sé porqué lo llaman taberna (tasca diría yo). Con el lío que había incluso desaparecieron algunos regalos de los niños. La calidad fue pasable, nada del otro jueves y el precio caro en relación a la calidad y el trato.

Os recomiendo las croquetas de boletus, estaban muy buenas y un bacalao con un pilpil en su punto, los que han comido chuletón dicen que también estaba bueno, pero los manteles de cuadros son anticuados y están super gastados.

Si se toman 5 minutos en pensar en cómo comienza su nombre "Taberna", les gustará, pero como no es mi estilo me pareció fatal. La decoración es feísima, no cambian el viejísimo mantel (se limitan a pasar un recoge migas), es oscuro, de los dos platos principales ninguno nos gustó; salimos con hambre, pagamos 60 euros (2 principales, 2 bebidas y 1 postre), excesivamente costoso. El postre un supuesto fondant de chocolate que era un bizcocho frío de nevera bañado con chocolate caliente (fatal) y mientras esperábamos la cuenta salió un plato de pescado cuyo olor era apestante, me paré de la silla rápido, fui a la caja para que me cobraran y salí corriendo del local. Pienso en el olor y se me revuelve el estómago.

Decoración completamente trasnochada. Servicio de sala desinteresado.Carta monótona e insulsa. Carisimo.