Restaurante: Wogaboo GM Campos

Hola amigos, acabamos de descubrir las noches temáticas de Wagaboo. Hace tiempo que no volvía, pero ahora somos unos fans de las diferentes cocinas que nos ofrecen en Wagaboo. El mes pasado fuimos a las noches caribeñas y el miércoles estuvimos en las noches sudafricanas (supongo que por el tirón del mundial de fútbol). Te ofrecen unos platos diferentes a la carta que dan habitualmente y es un descubrimiento, muy recomendable

Mi experiencia fue fantástica, con un trato exquisito y una velada muy agradable. Hecho en falta algunos platos, pero por lo que tengo entendido, la carta va rotando y van presentando platos nuevos. Recomiendo wagaboo y nosotros por lo menos volveremos

Destacar al camarero que nos atendió, muy educado y atento sin llegar al agobio de algunos sitios, que parece que te preguntan que tal esta cada bocado. Además fuimos con los niños y les regalaron unos jugetes :-)

La peor experiencia en un restaurante jamás vivida (Wagaboo).

Después de haber visto vuestras valoraciones y comentarios, ayer por fin nos decidimos, desgraciadamente, un grupo de amigos a probar el restaurante Wagaboo (en concreto el de General Martinez Campos).

La reserva era para las 23:15 por lo que nos acercamos unos minutos antes y nos sorprendió el tapón de gente en la puerta donde se agolpaba la gente del segundo turna la espera de entrar.

Una vez sentados en la mesa, para 4 personas sentadas estrechamente a pesar de ser 5, empezaba nuestro calvario particular: durante 35 minutos ningún camarero tuvo a bien acercarse a nuestra mesa, por lo que optamos por servirnos de cartas nosotros mismos para intentar acelerar el proceso.
Finalmente, el encargado se tuvo que pasar por nuestra mesa para tomarnos nota (ya eran las 0:10) y lo que se esperaba que fuese simplemente un mal comienzo que quedaría en anécdota, se tornó bastante peor.

La siguiente visita de un camarero fue para traer las bebidas (sin vasos, tuvimos que pedirlos, tal vez pensaban que podríamos tomar a morro las botellas de agua), y unos platos que atesoraban en su parte posterior trozos de champiñón seco. El encargado se pasó por nuestra mesa para retirarlos para luego volver con otro juego igualmente sucio (¿???)

De los 4 entrantes que pedimos, de escasa cantidad dicho sea de paso, aunque mi crítica se centra en el servicio y no en la valoración subjetiva de la comida, solo llegaron dos.

De los 5 segundos platos que llegaron, solo dos llegaron en condiciones, otros dos llegaron fríos y pedimos que fueran calentados (uno de ellos incluso una segunda vez) y el último plato llegó media hora más tarde una vez todos los comensales habíamos terminado.

El arsenal de excusas fue surtido, problemas en la cocina, tenían grupos cenando, el camarero tenía un mal día…

Llegado a este punto de la cena, y cerca de las 01:00, pedimos la cuenta y la hoja de reclamaciones como consecuencia del servicio lamentable. A partir de ese momento, y para nuestra sorpresa nuestros camareros se empiezan a hacer visibles.

Primero nos pretenden invitar a unas copas, más tarde a copas y postre, y al final a la cena completa, no sin antes traer la cuenta en la que pretenden cobrarnos 4 € en concepto de servicio de pan que no llegamos a ver en ningún momento.

Tal vez los lectores puedan pensar que esos arranques de generosidad por parte del personal pueda deberse al arrepentimiento que experimentaban por arruinarnos la noche (de hecho alguno de nosotros era partidario de mostrarse indulgente), pero nada más lejos de la realidad, la auténtica razón era que el local no disponía de hojas de reclamaciones. Tras varias visitas a nuestra mesa en las que intentan engañarnos diciendo que las hojas estaban en las oficinas y que no tenían acceso, que las hojas estaban en los otros restaurantes de la cadena, etc. Indicamos entonces que, en ese caso íbamos a ponernos en contacto con la policía municipal para que se personaran en el restaurante y rellenar con ellos nuestra queja.

A partir de ese momento, pasó por nuestra mesa todo el elenco de camareros, encargados y otros elementos, pero mostrando un tono chulesco que hasta ahora no habían mostrado, y en el momento en que se presentan los policías, el encargado nos amenaza con que nos va a denunciar por denuncia falsa.

Finalmente, salimos alrededor de las dos de la mañana, con la sensación de que habían intentado saltarse todos nuestros derechos como consumidores y con el propósito de no volver al sitio, por supuesto, e intentar difundir nuestra experiencia para que nadie vuelva a sentirse como nosotros en una visita a los restaurantes Wagaboo