Restaurante: El Chaflán

Este fin de semana con motivo de la semana "restaurant week" decidimos hacer reserva en el restaurante. Lo cierto es que quede muy desengañada. Creí que por ser cocina de un gran chef sería especial. El local viejo "reformado", la atención recibida exquisita debido a que eramos 10 mesas y 20 camareros mal dirigidos y muy mal organizados pues entre primero y segundo tardaríamos más de una hora!. Agua y más agua que pasaba indiscriminadamente por todas las mesas ¡dónde se habrá visto que el agua que pagamos 3´60 pase por las demás mesas!. Carísimo, mal organizado y de vida limitada. No me gusto nada.

He tenido la suerte de ir a muy buenos y también no tan buenos restaurantes y nunca me había pasado lo que en uno de los mejores restaurantes de Madrid, tal como ellos mismos se califican. Reservé mesa para dos personas, para cenar el día 23 de octubre. Al llegar, nos dicen que nuestra reserva se ha anulado. Parece ser que (según su versión) han llamado a los teléfonos facilitados al reservar cada mesa y al no encontrarnos en casa, han prescindido de nosotros. Al reservar no fui advertido de que iban a confirmar nada y yo, cuando reservo, lo doy por hecho. Ya me encargaré yo de llamar si tengo que anular algo. Por cierto, al llegar luego a casa, no había ninguna llamada perdida... Pues bien, ni una disculpa. Únicamente que lo sentían pero que no estaba en casa cuando llamaron... Si quería, podía esperar a ver si se vaciaba alguna mesa (no me sabían decir cuanto tiempo) o me podían servir en el bar. Una sola vez que, por error, un restaurante menos subido a la parra que el Chaflán, anuló mi reserva, solucionaron inmediatamente el problema montando una mesa. Eso es clase y lo del Chaflán, así con minúsculas, muy poquita. Acabé cenando en otro restaurante (una ensalada de gulas bastante buena) a las 11´30, en vez de en el mejor restaurante de Madrid.

Estuvimos cenando mi mujer y yo el pasado 6 de septiembre, y la verdad es que todo estuvo muy bien. Eso sí, la zona es para ir solo a cenar y volver a casa (no hay ni un triste bar cerca de allí).
Tomamos el menú degustación no maridado, a 110 Euros por persona (existe la opción de maridaje, a 140 Euros), y puedo decir que de todas las ocasiones donde he tomado menús degustación de este tipo en distintos restaurantes (la broche, coque, etc...) es en el que más cantidad de comida me han puesto. Además de la cantidad de platos, alguno de ellos (en concreto la carne, que en esta ocasión era cordero) no parecía un plato de menú degustación, sino un plato completo de la carta.

Para mi gusto quizá lo más flojo fueron los postres, aunque previamente tomamos un plato de quesos del pais, deliciosos.

En cuanto al servicio, del que tantas quejas veo en general por los foros, la verdad es que en nuestro caso nos atendieron muy correctamente. Tan solo una de las camareras parecía bastante seca y apenas abría la boca a la hora de servir los platos, pero el resto la verdad es que muy amables. No tengo ninguna queja por este lado.

En cuanto al entorno, se trata de una sala con poca decoración, muy sencilla, donde destaca la cocina a la vista, donde en todo momento pudimos ver a Juan Pablo Felipe dando instrucciones y sin parar de moverse un momento. Esto también se agradece.

En general, me pareció un sitio para volver sin dudarlo, excepto como digo por la zona en que se encuentra, y siempre teniendo en cuenta que es el típico restaurante para ocasiones especiales.

La factura final fue para dos personas de 250 Euros, con los menús degustación, una botella de vino blanco (rueda) sencillita y cafés (en cuanto a los vinos, aunque no soy entendido, lo que vi me pareció de un precio bastante ajustado).

Cabe también destacar que en general había mucha gente joven (entendiendo por joven los treinta y tantos), y agradeciéndose el no tener que vestir de etiqueta, como sucede en otros muchos lugares (incluído el nuevo restaurante del antes "rebelde" Sergi Arola).

Fui antes de la reforma, 2 personas algo más de 100€, hasta ahí bien, pero...la cantidad de la comida es muy escasa, al salir no sabía si quería una paletilla de cordero o cochinillo en el restaurante de al lado...y no eso que no solemos comer grandes cantidades, de verdad.

El ambiente es demasiado sobrio para mi gusto, no hablaba nadie, o por lo menos no se les oía, me sentía cohibido, para colmo (y aquí viene lo peor) había una mesa de unas 25 personas (todos hombres) vestidos exactamente con el mismo traje y corbata, la cosa tenía un claro tufillo a OPUS...

En favor de restaurante hay que decir que las materias primas utilizadas eran deliciosas y el vino también, es su especialidad...la atención y el servicio son también exquisitos.

Es un restaurante ideal si se buscan tener experiencias sensoriales pero no para comer.

Hemos ido 3 personas, un mediodía, antes de la publicitada reforma! Hemos pedido entrada, plato y postre, con una botella de vino y 2 aguas. Hemos pagado algo más de ....300 euros. Un auténtico robo! Mi hija nos invitó ese mediodía y aún lo recuerda. Festejábamos su cumpleaños!!No hubo calidad y el servicio fue standard. No volveríamos!!